La lustrosa ocurrencia del Viceministerio de Transporte, de exigir un examen sicológico para obtener licencia de conducir, es, como señala el doctor Miguel Fortín Magaña, una imposición propia de regímenes totalitarios, pues faculta a los “examinadores” a negar licencia a personas de la oposición o a quien no pague la adecuada mordida.
La ignorancia, se dice desde siempre, es audaz, pues nadie que conozca algo de sicología o siquiatría va a afirmar que en un examen único, llenando formularios o inclusive siendo entrevistado por profesionales de a deveras, va a determinarse si un aspirante a licenciado es un peligro para otros conduciendo vehículos, más en un país donde la gente y a causa del desmadre en que hemos caído, tiende a reaccionar con violencia a las primeras de cambio.
Y esto es así desde que se suprimieron en la escuela el estudio de disciplinas como moral, urbanidad y civismo, metiéndolo todo en la ensalada de “sociales”.
La voracidad de los oficialistas por hacerse del dinero del resto de la población les lleva a pasar inventando impuestos, cargas, timbres, pagos… y ahora salen con lo del examen, lo que también les faculta para dar empleo a más y más de sus seguidores, los zombies entontados por el odio y los complejos.
La civilidad en las calles de las ciudades es un reflejo o resultado de la civilidad general de la población. No puede esperarse que los conductores se manejen como damas y caballeros, si por el otro lado hay populachos que salen a insultar y amenazar, como las gentuzas que paga el oficialismo para hostigar a los productores y a la Sala de lo Constitucional.
Y a ello hay que sumar los zombies que el señor Medardo, el que capitanea a los efemelenistas, se indoctrinan sin descanso para que a ninguno de ellos se le antoje pensar por su cuenta, dejar de ser objeto y recuperar su condición de persona. “Eres robot y debes actuar siempre como robot”…
No son aquellos, sino estos los emproblemados del alma
La licencia de conducir es un permiso para trabajar en la mayoría de modalidades del transporte, una ocupación en la que se desempeñan muchísimos salvadoreños. Ponerle cortapisas sin sentido a los que aspiran a salir del nivel general de trabajo, es ponerle trabas al empleo de mejor calidad.
Muchos que están a favor de esa prueba sicológica deben pensar que si a Maduro, el déspota venezolano, le hubieran hecho el debido examen, ni habría trabajado de busero ni estaría arruinando a su victimizado país.
A esto hay que agregar otro hecho: el nivel de educación en El Salvador ha descendido mucho en los últimos años, por culpa de políticas erradas de los rojos.
Como consecuencia, aunque sean querubines los que aplican, no es fácil contestar cuestionarios dirigidos a escudriñarle el alma a otros.
O dicho en distinta forma, si está al nivel de las capacidades de la mayoría de personas para responder cuestionarios, no sirven para lo que se proponen; si, por el contrario, es un examen de un nivel debido, no habrá en el país suficientes examinadores con capacidad para interpretarlos por las complejidades de esa ciencia.
A los que hay que revisarles el coco es a los del viceministerio, que van de barbaridad en barbaridad, incluyendo la enorme cárcava del Tutunichapa.