Hasta el pasado 23 de diciembre, el Movimiento Laboral Salvadoreño (MLS) ya contaba a unos 2,700 trabajadores cesantes de la industria textil, informó su representante, Ricardo Soriano.
“Nosotros hasta el viernes 23 de diciembre, ya teníamos noticias de 2,700 empleados cesantes en la maquila y otros que les dijeron que lleguen hasta mediados del mes de enero. Contratación de gente nueva, cero”, aseguró Soriano, quien atribuyó el cese de trabajo a la presión que significará el aumento al salario mínimo a partir de enero.
De acuerdo al líder sindical, los empleados de al menos siete empresas han reportado que sus patronos les han dado “vacaciones colectivas” y adelantadas a sus trabajadores, aprovechando la temporada de navidad y fin de año, cuando nunca antes les habían hecho descansar durante estas fechas.
A algunos les pidieron no volver hasta a mediados de enero y a otros les han pagado la primera quincena de enero ya con el salario aumentado.
Aunque prefirió reservarse los nombres, Soriano reveló que las empresas que han dado “vacación colectiva” se encuentran en las zonas de Santa Lucía, San Bartolo, San Martín, San Marcos, El Pedregal, Apopa y la carretera a Ciudad Arce.
El líder sindical asume que el tiempo que han dado las empresas a sus colaboradores podría servir para formalizar su salida del país, una intención que ya externaron al menos tres maquilas a la Cámara de la Industria Textil, Confección y Zonas Francas (Camtex).
“Hay empresas que a partir de noviembre empezaron a anunciar las vacaciones. Nunca les habían dado vacaciones colectivas porque no entran en la misma fecha; algunos las unifican a finales de diciembre. Si tienen producción se las dan en enero entrante, pero ahora lo que hicieron es adelantarlas”, explicó.
Las empresas exportadoras culminan su año fiscal igual que en Estados Unidos, es decir, en septiembre, y usualmente los contratos de venta para el siguiente ciclo se firman en esas fechas, pero este año “muchos ya no firmaron contratos esperando en qué iba a finalizar la posición del Gobierno en el salario mínimo”, explicó.
Según Soriano, al concretarse el acuerdo de aumentar el mínimo a $295 a partir de enero próximo 2017, la decisión tomada por algunas empresas fue “firmar y pasar los pedidos a fábricas que están en Honduras y Nicaragua”.
“Se llevan los contratos pero no mueven ni una máquina. Las instalaciones y galeras siguen ahí, solo el personal se queda sin trabajo. O sea, vamos a ver las fábricas pero con puertas cerradas”, insistió.
Para Soriano, esta será “una navidad negra”.
Los sindicalistas también consideran que a la “cola de desempleados” se podrían sumar algunos de los trabajadores del rubro comercio y del campo, en especial los del sector cañero, pues a partir de esta zafra, el capital humano para la corta comenzó a sustituirse por maquinaria.