Señor, Dios Todopoderoso, queremos agradecerte por tu misericordia en este año que está a punto de finalizar, gracias por cuidarnos y sostenernos, pero sobre todo por regalarnos tu amor, a pesar de que como nación nos hemos alejado de ti.
Nos sentimos bendecidos por todo lo bueno y por todo lo malo, porque nos ayudas a ser fuertes, porque a pesar de las pruebas tu mano nos ha sostenido en medio de las tormentas y todos los días permitiste que saliera el sol para renovar nuestras esperanzas.
Tú que conoces los sentimientos más íntimos que guardan nuestras almas; que sabes de los anhelos, problemas y necesidades de nuestra tierra; te pedimos apiádate de nuestra patria. Como pueblo imploramos tu gracia para que el nuevo año brille sobre nosotros como un arcoíris de esperanza.
Perdónanos por nuestros errores y ten misericordia de nosotros, ya que necesitamos de ti para que sanes este terruño y no seamos una estadística sangrienta a nivel mundial, te suplicamos que por motivos del crimen inhumano nuestra camisa ya no siga manchada de sangre.
Esperamos que en medio de la angustia sea tu palabra la que reine en todo El Salvador.
Bendice la tierra donde el sembrador deposite la semilla que al renacer multiplique al ciento por uno la cosecha, aniquilando la desnutrición y el hambre que afectan a los más desposeídos del país.
Dale sabiduría y entendimiento a quienes toman decisiones trascendentales para el futuro de nuestro país y líbralos de la corrupción que se ha extendido como un cáncer dentro de nuestras instituciones; ilumina sus mentes con sanos pensamientos y llena sus corazones de nobles propósitos.
Aleja para siempre el terror que ensombrece nuestro porvenir, acoge en el hueco de tu mano a los pobres, enfermos y angustiados, a los compatriotas en el exterior que se sacrifican para llevar el pan a sus familias.
Sabemos que vivimos en un país vulnerable a los desastres naturales, con sincera humildad pedimos cubras con tu manto protector la tierra en que nacemos, crecemos, trabajamos y soñamos.
Alfarero de nuestras vidas, te pedimos un alto a la violencia intrafamiliar en nuestros hogares, que no sean los golpes y las palabras hirientes las que lastimen a los más débiles, que sea el leguaje del amor el único que sea hablado en nuestras casas.
Cese todo ultraje a la justicia y todo atropello a la dignidad humana, ayúdanos para que florezca la vida alegre y radiante como se tornan las flores al caer en ellas el rocío del alba.
Aunque nos cueste volver a ser “el país de la sonrisa”, a pesar que naveguemos contra el viento y nademos contra la corriente, aun sabiendo que nuestra senda está llena de espinas, nos gozaremos en nuestro Dios de Salvación.
A pesar de los problemas que nos asechan estamos seguros que prevalecerá la bondad que viene solo de ti amado Señor, porque eres la luz del mundo, y la sal de la tierra, ¿Sí confiamos en ti entonces de quién temeremos?
Dios Omnipotente, tú que has permitido que como nación llevemos tu nombre El Salvador, confiamos en ti según tu palabra: “Y mi pueblo, sobre el cual es invocado mi Nombre, se humilla, rezando y buscando mi rostro, y se vuelven de sus malos caminos, yo entonces los oiré desde los cielos, perdonaré su pecado y sanaré su tierra (2 Cro. 7,14).
Sabemos que no hay nada que no puedas realizar, fluimos a través de esta oración para desembocar en tu perdón, te pedimos paz y trabajo digno para nuestro pueblo, con profunda humildad y reverencia te lo pedimos, Rey de reyes y Señor de señores.
*Colaboradora de El Diario de Hoy.