La edición de diciembre de la revista Vanity Fair tiene a Adele en su portada. Allí, al igual que en las páginas interiores, luce sensacional, radiante, fresca, elegante, imponente… Sin embargo, esa imagen que proyecta se contradice con las palabras de la cantante en la entrevista de la misma revista, donde confiesa que después de tener a su hijo Angelo sufrió mucho y la pasó mal.
“Realmente tuve una depresión posparto muy grave después de tener a mi hijo, y me dejó terriblemente asustada… Mi conocimiento del posparto es que no querés estar con tu hijo; te preocupa que le hagas daño, te preocupa pensar que quizá no estás haciendo un buen trabajo… Estaba obsesionada con mi hijo, sentía que no lo hacía bien, que había tomado la peor decisión de mi vida…”, explicó.
“Mi novio me dijo que debía dialogar con otras mujeres que estaban embarazadas, pero le dije: ‘Al diablo con eso, no estoy como para aguantar a un montón de madres'”. Adele dijo además: “Tengo un lado muy oscuro, puedo entrar y salir de la depresión con bastante facilidad, comenzó al morir mi abuelo, cuando yo tenía unos 10 años, aunque nunca he tenido pensamientos suicidas. Pero fui mucho a terapia”
En dicha entrevista dijo además que decidió beber menos y dejar de fumar.“Tener una resaca con un niño es una tortura”. Afirma que solía ser una “bebedora empedernida”, pero que ahora consume apenas dos copas de vino a la semana.