Exiten miles de casos médicos extraños. El de Maisy es uno de ellos.
La niña, que ahora tiene 7 años, nació de forma prematura y los médicos aseguraron a sus padres, Vignes y Mook, que la pequeña tendría daños cerebrales por haber estado sin oxígeno en el útero.
Su madre nunca experimentó complicaciones durante el embarazo, hasta que llegó la semana 34. “Tenía una hinchazón preocupante y Maisy dejó de moverse por completo. Acudí a una cita en el hospital al día siguiente y antes de ello ya sabía que iba a necesitar operarme de cesárea con urgencia. No tenía otro remedio”, contó Mook.
Tras haber realizado la cesárea, la bebé fue ingresada a cuidados intensivos. Ahí, los especialistas se dieron cuenta que la recién nacida tenía un nivel de hemoglobina cercano a cero.
“Había casos de gente que había sobrevivido con niveles de hemoglobina de cuatro, pero nadie había sobrevivido a un nivel tan bajo”, comentó el progenitor al sitio digital Paraloscuriosos.com.
Maisy no tenía sangre en sus venas, tenía un poco de plasma. Los doctores intentaron extraer una muestra de sangre pero no tuvieron éxito. Los especialistas estaban contra el tiempo y decidieron realizar una transfusión a través del cordón umbilical.
Tras algunos estudios y chequeos, los médicos se dieron cuenta que “toda la sangre del pequeño cuerpo de mi bebé había sido absorbida por la mía. La mejor teoría que me han dado los doctores ha sido que las membranas del útero se juntaron entre ella, causando una ruptura que impidió que la sanfre llegara a Maisy”, explicó la madre.
La pequeña se encuentra en perfecto estado y su desarrollo ha sido normal.
