??????No nos dejes caer en tentación???

La tentación en la que podemos caer como país es la de creer que la que ha fallado es la democracia, cuando los que fallaron fueron los hombres.

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Foto Por edhdep

Por Max Mojica*

2016-11-06 7:57:00

Esta es una frase acuñada por Jesucristo, cuando enseñándoles a sus discípulos a orar, compartió con ellos la oración por excelencia: “el Padre Nuestro”. Dentro de sus significativos párrafos, nos invita a la reflexión sobre la debilidad humana: “no nos dejes caer en tentación”, ya que Jesús, conocedor del hombre como fue, sabía que es propio de nuestra naturaleza sentir ese llamado a renegar de la verdad y optar por el error. ¿Cuál es el error que podemos ahora cometer como país? Lo veremos en estos párrafos.

La Fiscalía, junto a la Sala de lo Constitucional, nos han dado una muestra de qué tipo de país tuviéramos, si las instituciones republicanas funcionaran para lo que fueron creadas: para servir de pesos y contrapesos al poder político de turno, sea quien sea, sea del signo político que sea y caiga quien caiga. El problema es que las mieles del poder embrutecen a unos mientras ciegan a otros; de esa forma, desde nuestra independencia, la impunidad ha campeado por el aparato estatal, sin que el ciudadano de a pie pueda hacer otra cosa más que ver cómo unos pocos se enriquecen a costa del dolor, pobreza y necesidad de muchos.

Una de las lecciones que nos ha dado tener a tres ex presidentes enjuiciados por presunta corrupción es que ésta no es patrimonio exclusivo de una ideología política. Todos leímos con sorpresa e indignación, revelaciones hechas por el Fiscal, respecto a cómo los últimos dos expresidentes –que aparentaban ser férreos “oponentes políticos” en lo externo- presuntamente tenían acuerdos para continuar con acciones más que sospechosas respecto al uso, abuso y destino de fondos públicos. 

Resulta por tanto, más que valida la decepción, indignación y frustración que percibimos de la ciudadanía a través de las redes sociales o en conversaciones casuales, en las que se nota el asco y cansancio del ciudadano común hacia la clase política nacional. “Todos son lo mismo”. “Todos son corruptos”. El problema de la generalización es que, como sucede en las enfermedades contagiosas, el mal lo asociemos a nuestro sistema político y no a las personas que cometieron los delitos.

La tentación a la que podemos caer como país es la de creer que la que ha fallado es la democracia, cuando los que fallaron fueron los hombres: Los funcionarios, por olvidarse de sus promesas de campaña y de la necesidad del pueblo, solo para enriquecerse ellos y sus compadres. Los partidos políticos quienes, guardando un silencio cómplice, prefirieron callar frente a la corrupción propia (no la ajena, que sí condenaban) y en su momento, escoger a personas no idóneas en lo moral, ético e intelectual, con tal de ganar elecciones y así perpetuarse o lograr acceder al poder. Los funcionarios encargados de auditar al Estado: la Corte de Cuentas concediendo finiquitos a las 24 horas de haber entregado el poder, o la Fiscalía General de la República que se dedicaba a ser un instrumento político de los gobernantes de turno.

La tentación en la que podemos caer como ciudadanos -a raíz del asco que nos da la política- es que nos alejemos aún más de ella, olvidando aunque sea ejercer nuestro voto cuando la patria nos llama a ello. Como pueblo no nos podemos dar el lujo de caer en la tentación de rechazar a la democracia, porque un puñado de hombres nos decepcionó, abusando de ella para sus propios fines de lucro. No podemos caer en la tentación de soñar con un “Hombre Fuerte” al estilo de Hugo Chávez o Pinochet, para que “venga a poner orden” mientras hace volar en pedazos nuestra constitución y tradición republicana. Espero que no caigamos en la tentación de dejar la política en manos de “otros”, usualmente incapaces y corruptos, porque “yo no me quiero ensuciar”. Como sociedad, no nos podemos dar el lujo de caer en la tentación de la pasividad política, no mientras quienes nos dirigen, insistan en llevarnos al fracaso como nación, en adoptar la corrupción como sistema político y en hacernos residentes definitivos en el subdesarrollo. 

Estos momentos son muy oscuros para nuestro país, pero de nosotros depende si la oscuridad se vuelve permanente, o si nosotros, con nuestras acciones, finalmente provocamos un nuevo amanecer en El Salvador.
  

*Abogado, máster en leyes.
@MaxMojica