El presidente del Banco Central de Reserva (BCR), Óscar Cabrera, reconoció ayer que El Salvador se encuentra a un paso de bajar tanto su calificación de riesgo de deuda soberana que los títulos valores que emita en el mercado financiero podrían ser considerados como “bonos basura”.
“Estamos ya casi al borde de una calificación denominada ya ‘bono basura’ y esto ¿qué implica? Que el costo de financiamiento para la economía salvadoreña se aumenta”, aseguró el funcionario durante una entrevista televisiva matutina.
Según Cabrera, las reducciones en las calificaciones de riesgo de este año (dos de Moody’s y una de Standard & Poor’s) han impactado en la evaluación del índice “EMBI+” (abreviación de Emerging Markets Bonds Index o Indicador de Bonos de Mercados Emergentes), que representa la diferencia de tasa de interés que pagan los bonos emitidos por países subdesarrollados, denominados en dólares, y los Bonos del Tesoro de Estados Unidos, que se consideran “libres” de riesgo.
“Implica que si queremos emitir un título valor en el mercado soberano, nos van a pedir una sobretasa para captar este riesgo motivado por las degradaciones de las calificadoras de riesgo”, señaló el titular del BCR.
El economista de la Fundación Nacional para el Desarrollo (Funde), Carlos Pérez, explicó con anterioridad que los cambios en la calidad crediticia del país provocan que el financiamiento privado se encarezca y con ello aumenten los costos para la economía y rebaje más la competitividad estructural del país.
El representante de gobierno reconoció que si el costo de financiamiento aumenta para la industria bancaria, el efecto también sería sensible en los créditos “que cada uno de nosotros hagamos”.
“Entonces creo que hay que generar certidumbre y acordar consensos mínimos que la población salvadoreña nos está solicitando: una responsabilidad en la parte política”, puntualizó Cabrera.
Por su parte, el superintendente del Sistema Financiero, Ricardo Perdomo, reiteró ayer que el sistema financiero salvadoreño es estable, líquido y está atendiendo las demandas crediticias. Agregó que, aunque es lógico que “una rebaja de calificación incide en el costo de endeudamiento nuevo pero la señal (acuerdo) que se está mandando va a ayudar a que se vaya recuperando”.
Hay mayor riesgo
A mediados de octubre, a través de un comunicado de prensa, la agencia Standard & Poor’s anunció que redujo su nota de “B+” a “B” a El Salvador, lo que significa que la emisiones salvadoreñas de bonos o certificados se consideran de riesgo o especulativas. Indicó además que mantendría al país en el listado de Revisión Especial con implicaciones negativas, por lo que es probable que su nota baje aún más.
Moody’s Investors Service, en tanto, otorgó esta semana la calificación B3, que significa que el país tiene alto riesgo de crédito y que está expuesto a factores adversos que lo llevarían a un deterioro de su capacidad de pago.
Ambas calificadoras aseguraron que uno de los principales factores que motivaron a catalogar a El Salvador con mayor riesgo crediticio es la alta polarización política que enfrenta, y la falta de un acuerdo fiscal que dé sostenibilidad a las finanzas públicas (aunque ayer el Gobierno y la oposición alcanzaron, luego de nueve meses de negociación, un acuerdo).
El director de asuntos económicos de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP), Waldo Jiménez, consideró que en la última década, el país ha caído en un proceso de degradación de calidad crediticia constante. “Hace diez años, El salvador era “grado de inversión”, eso en el lenguaje de mercados internacionales quiere decir con emisores de deuda más seguros. Sin embargo, ahora nuestra deuda está calificada como “grado especulativo” que en el caló financiero significa que nuestros bonos son considerados basura”, explicó Jiménez.
Para el representante del sector privado, cuando se llama “basura” a un bono, no es en forma despectiva, sino que es un término que, en la jerga de las finanzas internacionales de los mercados de bonos soberanos, indica que existe mucho riesgo que quien emitió la deuda no pueda pagarla y, por lo tanto, “ es una deuda que no es apreciada en los mercado internacionales”, dijo.
El economista Ricardo Esmahan, advirtió por su parte que cada vez es más difícil para el país “pedir prestado en condiciones favorables, a tasas bajas y largo plazo”.