La natación es una de las mejores disciplinas de acondicionamiento, ayuda a trabajar músculos, huesos y articulaciones, cosa que otros tipos de ejercicios no pueden lograr.
Este entrenamiento es superior debido al impacto que tiene en diferentes partes del cuerpo humano. Parte de ello se debe a que es una actividad física que se puede realizar de forma intensa o moderada, todo depende de la demanda de cada persona.
Al nadar existe un alto desgaste físico, es por ello que antes de realizar alguna sesión hay que ingerir proteínas y carbohidratos, porque estos junto a la grasa del cuerpo se convertirán en el combustible necesario para nadar de manera óptima.
Esta disciplina no es la adecuada para ganar masa muscular, porque su finalidad es quemar las grasas acumuladas en el cuerpo. Por otro lado, algunos beneficios extra de la natación se centran en mejorar la circulación sanguínea y la respiración, sin olvidar que provee salud cardiovascular.
Lubricación articular y calentamiento
La preparación física para hacer natación es muy importante, de esta forma se pueden evitar lesiones.
Para comenzar, hay que lubricar las articulaciones moviendo manos, cuello, brazos, tronco, tobillos y otras partes del cuerpo, se deben acondicionar para empezar a nadar. Como suelen decir los entrenadores, “hay que hacer entrar el cuerpo en calor”.
El calentamiento se puede hacer fuera del agua realizando saltos, abdominales y pechadas. Puede durar entre 10 y 15 minutos. Ahora comienza a nadar.
Entre cada ejercicio
Las burbujas son ejercicios de relajación que se pueden realizar cada 100 o 200 metros, aconsejan los profesionales. Consisten en inhalar oxígeno por la boca antes de sumergirse, luego entrar al agua y exhalar el aire por la nariz.
Estas permiten relajar la respiración, disminuir las pulsaciones aceleradas del corazón causadas por el ejercicio de nado y retomar energía perdida. Al finalizar cada sesión la persona puede hacer algunos estiramientos fuera del agua e incluso acostarse en el suelo e inhalar y exhalar.