El régimen se dedicó a abrir negocios privados

Desde 2007 cuando junto a Hugo Chávez inauguraron un ambicioso complejo petroquímico, nada más se ha desarrollado un componente: tanques para almacenaje. 

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Tanques de almacenamiento propiedad de Alba de Nicaragua S.A.

/ Foto Por Ivan Olivares

Por Iván Olivares

2016-11-20 8:21:00

Cuando visitó  Nicaragua el 10 de enero de 2007, el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, comenzó a prometer una serie de grandes proyectos que, financiados por las millonarias reservas de petrodólares venezolanos, podrían representar un gran cambio en la realidad económica del país centroamericano.

La imaginativa y ambiciosa lista incluía una refinería valorada en más de 5,665 millones de dólares, una fábrica de tractores, plantas generadoras de electricidad, un complejo petroquímico, un oleoducto transoceánico, una compañía constructora, recursos para reactivar la capacidad de producción agrícola del país, hoteles, empresas forestales entre otros.

Las plantas eléctricas

El primero de los grandes proyectos fue el de la instalación de centrales eléctricas traídas de emergencia desde Cuba, para ampliar la capacidad productiva del país, que era deficitaria en ese momento, al punto que el país sufría apagones de hasta 12 horas en algunos casos.

La causa de ese caos energético era, en parte, la falta de nuevas inversiones, pero también, el mismo partido Frente Sandinista se encargaba de boicotear los esfuerzos por atraer grandes inversiones hidroeléctricas, además que impidió la contratación de una barcaza que se instalaría en el puerto de Corinto, en el océano Pacífico, para generar y vender energía al país.

Alba Generación, la unidad de negocios que opera principalmente 11 centrales térmicas y una unidade eólica en diversas partes del país, posee una capacidad instalada de generación de 316.5 megavatios. La energía que produce -a base de derivados de petróleo- es una de las más contaminantes del país.

El sueño que nunca despertó 

Construir un complejo petrolero que incluyera una refinería, fue el segundo gran proyecto de la lista de promesas de Chávez. Valorado en más de 5,665 millones de dólares, se suponía que debía estar listo en seis años de trabajo, pero nueve años y 367 millones de dólares después, puede decirse que la refinería, llamada ‘el Supremo Sueño de Bolívar’ nunca despertó.

Atrás queda la foto que Chávez y Ortega se tomaron el 20 de julio de 2007, mientras colocaban la primera piedra de lo que debería ser un proyecto capaz de refinar 150,000 barriles por día para vender combustible en toda Centroamérica (la refinería actual de Nicaragua tiene capacidad para procesar 18,000 barriles al día), la obra sigue siendo un proyecto… 9 años después.

Junto a la refinería, de 3,600 millones de dólares, se construiría un complejo petroquímico, (500 millones más) para producir otros derivados de petróleo, y se instalaría un oleoducto interoceánico, cuyo costo se calculaba en 1,200 millones de dólares adicionales.

Almacén de combustibles

Junto con el complejo petroquímico, los ingenieros y administradores a cargo de la obra también incluyeron un campo de recepción, almacenamiento y distribución de petróleo y combustibles procesados en donde se guardaría el producto que estaba destinado a surtir la demanda de Nicaragua y Centroamérica.

Al final, este fue el único componente que sí llegó a desarrollarse, aprovechando que las leyes aprobadas por el gobierno del Frente Sandinista, facilitó a Albanisa convertirse en el único importador de petróleo crudo y sus derivados, por lo que se construyó un sistema de tanques en los que pueden almacenar casi 1.1 millones de barriles, con lo que se puede garantizar seis días de abastecimiento de gasolina, y once días de diésel.

Este fue el otro gran proyecto que sí le funcionó a la familia Ortega, en especial después que le quitaron a la emprea suiza Glencore, la concesión otorgada para manejar una cadena de gasolineras en el país, la que ahora es manejada por la esposa del hijo mayor de Ortega.

El hecho de que durante mucho tiempo los consumidores nicaragüenses pagaran el combustible más caro de Centroamérica, pese a tener esos acuerdos preferenciales con el socio venezolano, sugiere que la distribución de los combustibles se hace en clave monopólica, al estar en manos de algunos miembros de la familia presidencial.

El financiero del ALBA

El gobernante Frente Sandinista tuvo que hacer gala de mucha creatividad para encontrar un esquema legal que le permitiera manejar a su antojo los recursos provenientes de la cooperación petrolera sin tener que rendir cuentas a la Asamblea Nacional, hasta que lo encontró en la Caja Rural Nacional (Caruna).

Esta cooperativa financiera, ligada cercanamente al FSLN, fue ‘elegida’ por Venezuela, para manejar los recursos que quedaban en Nicaragua, convirtiéndose en el brazo financiero del ALBA, desde donde se aprobaban los préstamos para financiar proyectos, o se entregaban los recursos para desarrollar proyectos sociales y donaciones, con lo que el partido en el poder podía mostrarse ‘generoso’, especialmente en periodo electoral.

Al final, Venezuela le quitó el manejo de los fondos a Caruna, por temor a que no existiesen las garantías legales suficientes al momento de tratar de recuperar su dinero. 

En seguida constituyeron su propia entidad financiera, llamada Banco Corporativo, donde son ellos los que deciden sin necesidad de intermediario.

El caso Albalinisa

Creada para operar el denominado ‘Mecanismo de Compensación Comercial’, Alba Alimentos de Nicaragua S.A. (Albalinisa) se consagró en poco tiempo como una de las más grandes empresas exportadoras del país, a pesar de que no produce nada.

Su secreto está en el papel que le fue asignado en los acuerdos entre Chávez y Ortega, que contemplaban la posibilidad de que Nicaragua pagara con alimentos, parte de su deuda con Venezuela, con la condición de que fuera a petición del socio sudamericano, y que se hiciera con alimentos producidos en el país.

Así, Albalinisa comenzó a comprar y exportar azúcar, carne de pollo y de res, leche, aceite, frijoles negros (que en Venezuela se llaman caraotas), café, etcétera, con lo que se logró un beneficio político adicional para el FSLN, al convertirse en un cliente fijo que compraba grandes cantidad de alimentos, y las pagaba rápido y bien.

Cifras 
5,665
Millones es el monto que se proyectó una refineria, además de una fábrica de tractores, plantas generadoras de electricidad, un complejo petroquímico, un oleoducto transoceánico y una constructora, que cambiaría la economía nicaragüense.

3,600
Millones se invertirían en la refinería. Además la construcción de un complejo petroquímico costaría $500 millones y produciría otros derivados de petróleo, mientras el oleoducto transoceánico costaría $1,200 millones. Nada se ha hecho.

316
MEGAVATIOS de energía eléctrica se esperaba que produjeran en conjunto las 11 centrales térmicas proyectadas dentro del megaproyecto financiado con fondos Alba.

150
Mil barriles al día es la cantidad que se proyectó para refinar en la planta, cuya primera piedra fue puesta por el expresidente Hugo Chávez. Ahora solo produce 18 mil.

El único componente del megaproyecto que llegó a desarrollarse aprovechando la facilitación legal fue la construcción de tanques de almacenamiento de combustible.

Venezuela le quitó el manejo de los fondos a Caruna (cooperativa financiera) por la falta de garantías legales suficientes para recuperar su inversión.