En marzo le cambió su vida. El miércoles 13 fue a trabajar como todas las mañanas en la reparación de la calle de su colonia, en San Martín. Las lluvias hacen estragos en esa parte de la ciudad y el Alcalde había dado una colaboración en materiales. Pero cruzó una línea que va desde el absurdo hasta la tragedia.
-”Me había ido hasta el límite, lo que se puede decir, de una pandilla donde vivíamos a la otra, para terminar de adoquinar la calle. En la mañana sucedió que unos muchachos llegaron ahí. Eramos 15 personas y solo quedamos dos, se fueron corriendo los demás y quedamos nosotros. Entonces nos dispararon sin decirnos nada, sin reconocernos nada…”
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