La neonatologa Lorena Parada, del hospital de Maternidad, narra una de las historias recientes de bebés prematuros que batallaron por vivir.
“Este año tuvimos una niña prematura, hija de madre con obesidad, diabética, con antecedentes de otra bebé con malformaciones congénitas. Nació con gestación de 28 semanas (siete meses).
La mantuvimos con ventilación mecánica asistida. Fue una de las pocas niñas en donde extendimos el programa canguro a Cuidados Intensivos. Invitamos a la mamá a que nos diera permiso de cangurearla (cargarlas para darle calor a través del cuerpo del adulto).
La sacábamos de la incubadora, pesaba una libra, se la poníamos a la madre.
Esa mujer pasaba de ocho a diez horas sentada con su bebé sobre su pecho, en ocasiones el papá ayudaba.
La niña salió de Cuidados Intensivos y pasó Cuidados Mínimos con cuatro libras de peso.
Con la seguridad que era una mamá que cumplía con todos las medidas que nosotros le dimos el alta a la bebé”.
Hoy es una gorda preciosa tiene cuatro meses de vida, está pesando 14 libras. Hay una madre feliz, un padre feliz”.