Hablar sobre chakras parece introducirse a un mundo cósmico y complejo. Para muchos sí resulta un tema controversial, sin embargo estos “remolinos” o puntos de energía son glándulas que todos los humanos tenemos, pero no todos somos conscientes de ello.
Los chakras (palabra sánscrita que significa remolino) están situados de manera ascendente a lo largo de la columna vertebral, son siete y están relacionados a una determinada área del cuerpo.
Beatriz Dávila, experta en yoga, explica que estos centros de energía son “el mapa de nuestro ser corporal y metafísico, de nuestro mundo interior y de nuestra relación con el mundo”. Si la persona se encuentra bajo situaciones conflictivas, estrés, enfermedades, enojo, infelicidad, entre otros sentimientos negativos, es claro que los chakras no tienen la energía suficiente para mantener con vigor el cuerpo y el espíritu.
El yoga es una vía ideal para potenciar estos centros de fuerza y vitalidad. Si la premisa de esta disciplina es el equilibrio y la autoobservación, entonces los chakras también buscan activar la armonía y el “equilibrio natural” que ya poseen los seres humanos.
El yoga es un ejercicio sublime
Posiciones (asanas) específicas contribuyen a que estos puntos energéticos se conserven con intensidad. Los cuatro que se sitúan en la parte superior del cuerpo rigen aspectos mentales, los otros tres están enfocados en los aspectos instintivos.
Por ejemplo, si te sientas sobre tus talones, la espalda recta, pero relajada, junta tus brazos y manos frente al estómago y te concentras en el chakra del ombligo o “plexo solar” serás consciente de aspectos como la confianza y el amor propio. Si este punto está débil, la indecisión y pasividad se apoderan de su rutina.
Conocer más sobre estos remolinos de energía a través del yoga le permitirán tener características como: quietud, aceptación, sabiduría, poder, solidez y afirmación.