Fidel Castro estaba grave, pero fue un secreto de Estado

El gobierno cubano negó una y otra vez los rumores procedentes de Estados Unidos que apuntaban a que Castro padecí­a cáncer.

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elsalvador.com

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2016-11-26 7:18:00

Fidel Castro bromeaba a menudo sobre los rumores que una y otra vez lo daban por muerto o aquejado de alguna enfermedad.

Bien entrada en su séptima década de vida todaví­a perfilaba lo que en su juventud fue una figura atlética y de gran vitalidad.

Su propio médico, un especialista en longevidad, llegó a sugerir incluso en 2004 que el lí­der podrí­a vivir hasta los 140 años. “No estoy exagerando”, manifestó Eugenio Selman.

Por ello, muchos cubanos se sorprendieron el dí­a que Castro, aparentemente infatigable a pesar de los años, anunció que habí­a sido sometido a una cirugí­a intestinal de emergencia y que entregaba la presidencia temporalmente a su hermano Raúl. Era el 31 de julio de 2006 y quedaban 13 dí­as para su 80 cumpleaños.

Desde entonces desapareció de la vista pública salvo por alguna que otra salida, incluyendo un acto masivo en 2010, aunque se solí­an mostrar fotografí­as y videos de él en la prensa oficial junto a personalidades, lí­deres y aliados mundiales.

En enero de 2009, el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, amigo entrañable de Castro, admitió la realidad del implacable paso del tiempo: “El Fidel aquel que recorrí­a las calles y pueblos de madrugada con su uniforme y abrazando a la gente, no volverá”, dijo en su programa “Aló, Presidente”, difundido en radio y televisión. “Quedará en el recuerdo”.

La declaración de Chávez surgió poco después del 50 aniversario de la revolución cubana, cuándo todos esperaban la reaparición de Fidel pero la prensa local solo difundió un saludo del lí­der de una lí­nea.

La dolencia exacta que aquejó a Castro siguió siendo un secreto de Estado después de que en febrero de 2008 anunció su renuncia definitiva a cargos de elección dentro del gobierno y del Partido Comunista por razones de salud. Fue reemplazado por su hermano Raúl.

El gobierno cubano negó una y otra vez los rumores procedentes de Estados Unidos que apuntaban a que Castro padecí­a cáncer.

Muchos médicos, tanto en Cuba como en el extranjero, conjeturaron que Castro tení­a divertí­culos, una enfermedad que causa inflamación y sangrado del colon, especialmente en personas de avanzada edad. Cuando anunció su cirugí­a, Castro dijo que habí­a sangrado abundantemente.

Meses después de caer enfermo, Castro reconoció haber sido sometido a varias operaciones y que en una casi pierde la vida.

La primera vez que los cubanos vieron desfallecer a su envejecido lí­der fue el 23 de junio de 2001, cuando se desmayó brevemente mientras pronunciaba un discurso al aire libre en un dí­a de intenso calor.

Volvió a ocurrir el 20 de octubre de 2004, cuando se fracturó una rodilla y un brazo tras otra caí­da en público.

En los últimos años estaba claro ya que Castro no volverí­a a la primera lí­nea de la polí­tica, pero sus opiniones, regularmente plasmadas en columnas publicadas en la prensa isleños, tení­an influencia dentro y fuera de Cuba.

En 2014 guardó silencio por algunos dí­as tras el anuncio de que su hermano habí­a iniciado conversaciones con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que llevarí­an al restablecimiento de las relaciones entre los dos paí­ses. Más tarde publicó artí­culos e hizo comentarios en apoyo a su gestión.

Pese a su fragilidad, alcanzó para ver la reapertura de las embajadas de ambos paí­ses en julio de 2015 y la llegada del propio Obama a Cuba en marzo de 2016. Una semana después escribió un artí­culo criticando el llamado del estadounidense a olvidar el pasado y recordó las décadas de hostilidad de Washington contra la isla.

Falleció el viernes 25 de noviembre de 2016 a los 90 años de edad.