Dos de los cuatro militares que murieron en el accidente de un helicóptero, el sábado por la noche en San Miguel, fueron enterrados este lunes por la tarde.
El teniente de la Fuerza Armada Boris Sibrián Fuentes fue sepultado en el cementerio de San Pedro Perulapán, en Cuscatlán.
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Familiares, amigos y compañeros daban el último adiós a Sibrián tras una misa oficiada en la parroquia local.
Oswaldo Sibrián Miranda, padre del teniente, expresó que ahora le tocaba vivir desde el otro lado el dolor de perder a su hijo.
“Soy un militar retirado, agarro valor en estos momentos con mi pueblo que me acompaña y elementos de la unidad castrense para despedir a mi hijo”, indicó Sibrián.
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Vecinos, quienes lamentaron el hecho, comentaron que Boris Sibrián era una gran persona.
Casi de forma simultánea, familiares y amigos sepultaban al capitán Jorge Alberto Barrientos en el cementerio Jardines del Recuerdo, en la zona sur de San Salvador.
Sibrián y Barrientos viajaban junto a dos militares más en un helicóptero el sábado por la noche y se disponían a apoyar en labores de seguridad durante el Carnaval de San Miguel, sin embargo, segundos después de haber despegado de la Tercera Brigada de Infantería en la Perla de Oriente chocaron contra una antena de telefonía que se encontraba dentro de la base.
En el hecho también perdió la vida el piloto aviador Valencia Dueñas, quien había destacado en labores humanitarias durante la tormenta Agatha e Ida.
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Siempre el sábado por la noche, en un accidente de tránsito murieron tres jóvenes que eran hijos del coronel Herbert Arévalo Burgos. Datos preliminares indicaron que se dirigían hacia San Miguel cuando ocurrió el percance vial en Lourdes, Colón, departamento de La Libertad.
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