El cambio que tanto esperamos

El cambio que tanto esperamos difícilmente vendrá de fuera, construir la armonía social viene como fruto de un cambio interior.

descripción de la imagen
elsalvador.com

Por Alicia Quezada*

2016-11-29 6:35:00

En pleno siglo XXI el ser humano ha logrado importantes avances científicos que evidencian la  evolución de su conocimiento en este planeta; en esta centuria hemos progresado en infinidad de campos como la exploración del espacio, la medicina y la tecnología y tenemos progresos continuos en el campo digital, es lamentable ver que este mismo ser “pensante” no ha podido caminar al mismo ritmo en el descubrimiento de su mundo interior, es decir en su parte espiritual, ha sido incapaz de alcanzar la tan anhelada felicidad.

Somos muchos los que caminamos por la vida indiferentes a la existencia de un Dios supremo y hemos sido incapaces de establecer una buena relación con el prójimo y nuestro entorno, hemos perdido el sentido de los buenos modales y permanecemos cerrados de mente y corazón a valores tan elementales como la bondad, la comprensión el respeto, la tolerancia, la amistad y la solidaridad; formamos parte de la gran masa materialista que conforma nuestras sociedades “modernas”.

Mientras se escriben estas líneas en muchos hogares se viven episodios de violencia en que los más frágiles son maltratados, niños que deberían jugar felices son víctimas de la violencia física y sicológica de quienes deberían amarlos y protegerlos. Por otro lado en las calles, conductores suicidas manejan como energúmenos y agreden a todo el que se atraviesa, mientras los autobuses trepidantes expulsan humo contaminante y, todo esto, esto sin mencionar los atroces delitos como la violación y el asesinato.
 
Antivalores como la corrupción, la violencia, el odio y el irrespeto se han extendido como un feroz cáncer que corre galopante por las venas de nuestro país, basta ver los noticieros de este día para constatar, con hechos concretos, la caótica sociedad en la que vivimos. 

Mientras pasa todo esto, seguimos cerrados en nuestras estrechas mentes, tratando de vivir indiferentes ante dichos fenómenos. “Teniendo ojos, ¿no ven? y teniendo oídos, ¿no oyen? ¿no recuerdan?” (San Marcos 8,18), ignoramos que nos hundimos junto a nuestras familias en esta humanidad decadente.

¿Qué hacer al respecto?, como individuos es necesario que le demos la debida importancia a la aplicación de los valores sociales y espirituales, ya que constituyen la columna vertebral de instituciones como la familia, la iglesia, la escuela, el trabajo y la sociedad. En general nos servirá para mejorar nuestra relación interpersonal y, por ende, vivir todos en un mundo mejor.

El cambio que tanto esperamos difícilmente vendrá de fuera, construir la armonía social viene como fruto de un cambio interior. Una sociedad integrada por personas que practican buenos valores formarán los pilares de una ciudadanía sana y exitosa. Por ello, hoy más que nunca toma fuerza la frase de Santa Teresa de Calcuta: “No es necesario hacer grandes cosas, pero sí cosas pequeñas con gran amor”.

El reto es conocernos, amarnos y amar al prójimo, por ello démonos la oportunidad de ejercer amor en nuestra familia, respetemos al vecino, al compañero de trabajo y mostremos bondad hacia aquel que lo necesita. Solo así descubriremos que cuando cambiamos nuestras actitudes y pensamientos las circunstancias mejoran, abramos nuestras mentes a la idea que la felicidad no es una meta a la cual perseguir, sino un camino a recorrer.
   

*Licenciada en Administración 
de Empresas