Richard Branson tenía seis años cuando empezó a aprender las lecciones de su madre que lo convertirían en uno de los hombres con más dinero en el mundo.
Branson cuenta en su nuevo documental que estaba en el asiento trasero del carro de su madre; iban camino a visitar a su abuela. Ya faltando unas millas para llegar a su destino, el futuro multimillonario fundador y presidente de Virgin Group comenzó a llorar y hacer berrinche, y su madre, Eva, detuvo el vehículo, lo sacó, y le dijo que encontrara su propio camino.
30 años después, Branson da una de las claves que lo potenció a aventurarse a hacer negocios, según su nuevo documental “Do not Look Down”, en el que reflexiona acerca de su madre y expresa que “era un apoyo increíble, nos daba mucho amor, y en cada oportunidad que tenía, ella nos empujan a los límites”, dijo a la revista especializada Business Insider, publicada el pasado 16 de noviembre.
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Branson detalló que en ese día su madre lo sacó del carro, lo regañó y entendió que lo estaba castigando por “no portarse bien en el asiento trasero”. Ese viaje a la casa de su abuela terminó convirtiéndose en una experiencia que lo ayudó a siempre tener el control de sus emociones y confiar en sí mismo para conseguir lo que necesitaba.
Estos rasgos se combinarían, después, en un amor por la aventura.
Branson dijo en la entrevista a Business Insider que su madre ha pilotado aviones planeadores, se ha tirado en paracaídas, y le gustan las aventuras.
“Ella hizo un montón de cosas. Y creo que en cierto modo se lo esperaba de sus hijos. Incluso, antes de nacer, mi madre me preparaba para ser presidente de mi país”.
Branson expresó que si debía satisfacer a su madre, tenía que hacer varias cosas extraordinarias para conseguirlo.
En el documental revela que su madre, Eva, desarrolló un cierto nivel de control para que Branson le hiciera frente a los desafíos. “No se le permitió estar enojado. No tenía que estar celoso. El miedo no estaba permitido. Todas esas cosas tenían que ser controladas.”
A lo largo de su carrera, Branson ha llevado a su madre, ahora de 93 años, a participar en sus aventuras.
“Acabamos de hacer un paseo en bicicleta de 1,500 millas desde el norte al sur de Italia”, dijo. “Así que es genial que mi madre es capaz de participar en estas cosas.”