Un diputado jalonea con fuerza a un cámara en una marcha

El trabajo de un camarógrafo no solo es delicado sino peligroso; entender su labor, como la de los periodistas en general, requiere una dosis alta de tolerancia, así como entender el trabajo de registrar los hechos con una cámara.

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elsalvador.com

Por Ricardo Chacón*

2016-10-01 6:41:00

Un diputado arenero, de los llamados jóvenes, empuja y jalonea a un camarógrafo de TCS; me niego a creer que este legislador haya actuado de forma deliberada con la intención de coartar la libre expresión, también no doy crédito como dice el legislador, que el “cámara” intentara golpearlo.

Lo más seguro, luego de ver una y otra vez el video, es que, en la buruca del momento, en medio de una manifestación donde se busca la mejor toma, donde hay que atravesar el tumulto de gente con cierta habilidad e incluso empujando, se golpeara la espalda del diputado y este se dio vuelta y respondió con fuerza. 

Señor diputado, si no quiere que lo toquen, no vaya a este tipo de eventos… y si va, no reaccione con fuerza, pero este no es el tema, sin duda alguna es un hecho fortuito, insignificante si se quiere, pero no por eso debemos dejarlo pasar; y es que el cámara, como suele llamárseles, está desarrollando un trabajo de alta peligrosidad y riesgo, no solo porque se trata de captar la mejor imagen de un hecho “caliente”, donde se enfrentan las pasiones de oponentes o contrincantes, sino porque hay desorden y caos propio del momento de conflicto en el que concurren unos y otros, incluidos los diputados que apoyan o quieren enterarse de los motivos o razones que tienen los manifestantes para salir a la calle a protestar.

Ya en otras ocasiones, hace unas semanas durante una manifestación de policías que demandan mejoras salariales, se agredió a una periodista… todo porque captaba las imágenes del hecho. En el interior del país también hubo hace unos meses otro incidente similar, en esta ocasión fueron “miembros de organizaciones sociales” que presionaron a un comunicador para que no filmara las escenas de protestas.
Incluso, hay hechos privados (privados porque los involucrados son personas individuales que participan por ejemplo en un accidente vial) en que se ensañan contra los periodistas que tratan de registrar los hechos para convertirlos en noticia.

Permítanme hacer una abstracción del tema y señalar un par de cuestiones; uno, los hechos de violencia contra la prensa, incluidas las agresiones verbales o físicas contra los comunicadores, por lo general son muestra no solo de intolerancia sino de una falsa percepción de la labor de la prensa, “los apoyo y los defiendo cuando me interesa, de lo contrario los ataco e incluso los agredo”.

Esta dinámica ha llevado, en el pasado no muy lejano en El Salvador, y en el presente mexicano, como en otras naciones, a la eliminación física de periodistas; las amenazas a muerte, la intimidación o el asesinato de periodistas.

Los que se suman a esta dinámica tienen de base un error, no solo conceptual sino político, como es el creer que eliminando o presionando al periodista se ocultará o no saldrá a la luz pública tal o cual hecho; lo que puede pasar es que se retrase, cuando se asesina a un periodista, pero los hechos, la información, la noticia queda latente para que pueda ser hecha pública tarde o temprano. Eliminando al mensajero no se eliminan los hechos…

Dos, a sabiendas que hay gente o grupos intolerantes, que tratan de resolver las diferencias a través de la fuerza y la violencia, que no conocen las técnicas del diálogo y la persuasión, también hay que tomar en cuenta que en momentos críticos, calientes, propios del conflicto y el enfrentamiento, “una chispa” pueden encender las pasiones y con ello la ira y la violencia. En este sentido la prudencia, la calma y la razón deben primar entre los cámaras y los periodistas. 

Dicho en otras palabras, existe y debe haber y por supuesto cumplir, un protocolo, una guía básica en el accionar de los periodistas, y con ellos los cámara, en escenas susceptibles a convertirse en violentas; una manifestación, un desalojo, pero también un operativo policial o militar pues son peligrosos y en cuanto tal al menos debe te tenerse en cuenta varias cuestiones, a saber: estar plenamente identificados con el medio con el cual se trabaja, estar alejados de las escenas de choque, no estar en primera línea donde se genera posiblemente el conflicto y por supuesto, no identificarse con ninguna de las partes.

Como parte de esta dinámica, es importante y fundamental, que primen en el comunicador algunas cuestiones básicas: respeto y delicadez en el tratamiento del dolor y la tragedia… de mal gusto o inoportuno que una cámara ingrese al ambiente de dolor que sufre una madre cuyo hijo ha sido asesinado… el arte, el profesionalismo del comunicador es captar lo esencial de este hecho de dolor intentando afectar lo menos posible la escena…

Cierro este tema señalando que la labor de prensa, el trabajo del comunicador no es fácil, debe recoger los hechos, convertirlos en noticia, incluso en momentos difíciles y calientes de un enfrentamiento; este trabajo no solamente requiere valentía sino también principios y técnicas profesionales para hacerlo bien; y dos, tolerancia, tolerancia de parte de la sociedad para entender y comprender el trabajo y la labor del periodista…

*Editor Jefe de El Diario de Hoy.
ricardo.chacon@eldiariodehoy.com