Un refugio musical rodeado de violencia

Un grupo de niños del Centro Escolar Confederación Suiza, situada en Los Planes de Renderos, son parte de una orquesta musical entrenados por el maestro Remberto Tobar, quien con sus propios fondos económicos, ensaya a estos niños.  

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elsalvador.com

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2016-10-01 3:28:00

Bryan era un estudiante distraído en clase, tenía malas calificaciones y su maestra vivía suplicándole que mejorara. Un día se acercó a su profesor de música y tras una breve conversación, empezó a ser parte de la pequeña orquesta que el maestro Remberto Tobar ha montado en la escuela República de Suiza, en el cantón Casa de Piedra en Los Planes de Renderos.

Galería de fotos: El grupo de niños del Centro Escolar Confederación Suiza 

En menos de tres semanas el profesional de la música le identificó las habilidades al estudiante y desde que es parte del grupo musical, el niño tiene mejores calificaciones y es uno de los mejores del salón de clases.

El alumno de 10 años es parte de un grupo de niños del referido centro de estudios que pertenecen a la orquesta de música. Ensayan en una especie de caseta donde no caben más de cuatro.


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“Se me acercó mucho a mí y hablamos de la música. En un principio decidió tocar el cencerro y ahora lo hace con batería y congas. Desde que está en la música su maestra me ha dicho que Bryan ha tenido un cambio enorme y es más responsable con las tareas. Eso me llena de satisfacción porque precisamente eso es lo que quiero, cambiar a estos jóvenes para tener una sociedad mejor”, relata Tobar.

El ejemplo de Bryan sólo es una clara evidencia de como la música puede cambiar a un joven y transformar toda una sociedad. Bryan y sus compañeros son músicos rodeados de la violencia, una violencia que se cobró la vida de dos estudiantes en lo que va del año.

Tobar relata que años atrás decidió hacer más que dar una clase común de música en las escuelas. De sus propios ingresos compró más de 12 instrumentos musicales, entre violines, trompetas, congas, güiro, cencerro, saxos y otros más.

Como puede y sin la ayuda de nadie, se pasa los días buscando un poco de tiempo en las horas de clase y hacer de sus alumnos futuros músicos de El Salvador.

“Tengo la fortuna que todos mis alumnos están trabajando de la música. Muchos en el extranjero y otros en orquestas locales. Acá en estos niños hay talento y lo que me gusta es su humildad. El gobierno debe invertir en este conjunto de niños. Todos son pobres y viven en condiciones mínimas”, afirma Tobar, quien es parte de una familia de músicos.

Los niños músicos son la envidia de muchos compañeros y el orgullo de sus padres. Amenizan eventos en la escuela y cada uno de ellos tiene un sólo un sueño: ser parte de una banda o una orquesta.