El 16 de enero de 1992, los guerrilleros del FMLN, de El Salvador, firman la paz con nuestro gobierno, en el castillo mexicano de Chapultepec. Supuesto fin a un conflicto de 12 años que puso de luto a 70,000 hogares. Razón de júbilo y esperanza, tan solo 26 meses después de que la guerrilla demostró su debilidad tras fracasar en una ofensiva final por el poder. El 26 de septiembre de 2016, los guerrilleros de las FARC de Colombia, firman la paz con su gobierno, en la ciudad amurallada de Cartagena. Supuesto fin a un conflicto de 52 años que puso de luto a 200,000 hogares. Razón de júbilo y esperanza luego de 4 años del cuchi cuchi Santos-Castro-FARC. En los 80 el mundo vivía la cúspide la guerra fría entre el imperio soviético y el imperio yankee. Este pleito se manifestaba en el país más chiquito de América, entre una guerrilla con el apoyo soviético-cubano y las fuerzas armadas con el apoyo del Uncle Sam. En los 70, inicia la guerra de las drogas, culpa de una demanda insaciable de narices gringas por polvo blanco, y el también insaciable apetito por dinero y poder de los narcotraficantes colombianos.
Como verán en Narcos 2, estos adictos al billete, compran a las FARC para que al DEA ni se le ocurra intervenir con su máquina de hacer billones. Agradecidas, las FARC hacían muy bien su trabajo, secuestrando, detonando postes, presas y puentes; derramando ríos de sangre en una hermosa nación.
El Salvador también es hermoso, mucha sangre ha brotado, y el FMLN hacía muy bien su trabajo, secuestrando, detonando postes, presas y puentes. Digiten Puente de Oro en Google y verán un triste ejemplo.
Al igual que los colombianos, los salvadoreños soñábamos con la paz, aún más, pues aquí, después de firmada, ni plebiscito tuvimos que hacer para validar o descartar nuestro anhelo.
Un cuarto de siglo después, nuestro sueño se ha convertido en pesadilla, y eso mismo puede suceder en Colombia.
Atentos colombianos con lo que está pasando en Cuba, Venezuela, Nicaragua y El Salvador. Cuidado que su sueño dejará de ser dulce el día en que las FARC saquen las uñas desde sus curules, compren candidatos y votos, repartan narcodólares a diestra y siniestra, reformen la constitución, desentierren las armas que no entregaron .El sueño se convertirá en pesadilla si le ponen la banda presidencial a Timochenko, el Shafick Handal de las FARC.
Qué irónico, el responsable por la muerte de miles de fuerzas armadas se convertiría en su comandante general, tal cual sucedió en El Salvador.
Si esto sucede, no se necesita bola de cristal para visualizar el cierre de empresas – nacionales y multinacionales, desempleo privado ascendente y empleo público ascendente, gobierno quebrado, país estancado – a pesar de impuestos y más impuestos, inseguridad, violencia, éxodo de la población y la reanudación de ríos de sangre en una hermosa nación.
Fatal receta es ser gobernados por gente especialista en destruir, no construir. En teoría, con intenciones de erradicar la pobreza, pero en realidad la multiplican. Dizque con el apoyo del pueblo, pero torciendo la Constitución, y comprando voluntades, para enquistarse en el poder. Predicando austeridad, pero practicando despilfarro.
Ojalá me equivoque. Como lo manifiesta la rala concurrencia en la reciente cumbre de gobiernos no alineados, se están quedando solitos. También el vaso se puede ver medio lleno, mientras el barril de petróleo siga barato. Mientras la oposición venezolana, y los cuatro magníficos de nuestra sala, se mantengan firmes. Mientras abramos los ojos y alcemos nuestra voz. El sueño no tiene que ser pesadilla si ustedes, hermanos colombianos, evitan la copia de modelos fracasados en su querida tierra. ¡Vivan Colombia y El Salvador democráticos!
*Columnista de El Diario de Hoy.
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