Propuesta para la medalla al mérito magisterial

Ha encarnado muy bien lo que se le pide a un buen maestro: ser luz fulgente que, al encenderse en lo oscuro, revela desnudeces y deformidades, para ayudar a corregirlas. ¡Medalla al Mérito Magisterial para el maestro Novellino.

descripción de la imagen

Súper Repuestos y el Instituto Técnico Ricaldone lanzan programa para beneficiar a estudiantes Foto / Cortesía

/ Foto Por DAVID REZZIO

Por Jorge Alejandro Castrillo Hidalgo*

2016-10-07 8:51:00

La primera condición para que un docente se convierta en un buen maestro es que conozca bien la asignatura que va a enseñar. Conocer bien el tema no es suficiente, pero es indispensable. Estabilidad emocional, fluidez de palabra, seguridad personal, claridad de pensamiento, trato respetuoso, cultura amplia, hígado sano son rasgos adicionales necesarios para ser un buen maestro. Pero quedémonos aquí…

Durante esta semana, René Novellino ha sentado cátedra sobre el complicado tema de las pensiones y el irresponsable uso que se le está dando a ese Fondo. Sin asomo de duda, el hombre sabe. Sabe lo que debería saber quien quiera meterse a opinar sobre el tema (o quien quiera meter mano sobre las pensiones). 

El tema es árido, o así parece a quienes no se aficionan por las finanzas públicas o aspectos previsionales. El tema tiene historia, tan larga como para que la responsabilidad de su manejo alcance a varios gobiernos de los distintos partidos políticos que han ejercido el Poder Ejecutivo (por delegación temporal del pueblo soberano, significando cada una de estas palabras lo que quieren significar). El tema toca fibras sensibles como hemos podido ver durante varios meses (“esos dineros son sagrados”, “son los únicos ahorros que miles de salvadoreños tendrán para su vejez” llegó a decir, con contenida pero evidente emoción, el ingeniero). El tema trasciende un enfoque meramente previsional, fiscal o del presupuesto de la nación. Alcanza el ámbito de la ética.

El asunto extiende sus ramas y sus raíces a la responsabilidad de quienes urdieron la idea (urdir: maquinar y disponer cautelosamente algo contra alguien, o para la consecución de algún designio. RAE); de quienes participaron en su trama; de quienes discutieron y estructuraron el proyecto y, finalmente, de quienes lo votaron, con ingenuidad o malicia en la “nunca bien ponderada” Asamblea Legislativa (literalmente, o… ¿recuerda usted haber escuchado alguna vez un comentario, uno solo, favorable al desempeño de la AL?).

Pero… la Medalla al Mérito Magisterial, —¿no es solo para maestros? —Sí —¿Por qué, entonces, la propuesta? Porque siempre que aparece, René Novellino se comporta como un excelente maestro. En menos de una hora, logra explicar claramente un tema tan delicado, polémico, hasta visceral, como lo ha venido siendo el tema de las pensiones durante los últimos años. Sus intervenciones se han caracterizado siempre por la claridad y el aplomo con que habla (producto de su conocimiento), por la tranquilidad, enfoque y seriedad que imprime a su discurso (rasgos explicables por su personalidad), por la actitud respetuosa, conciliadora, casi propositiva (producto de su buena educación) actitudes que desearíamos ver más seguido. 

Se cuidó de aclarar que él supone buenas intenciones en quienes votaron a favor de la propuesta el jueves pasado en la Honorable. Se cuidó de aclarar que no es cierta la pretendida perentoriedad de los plazos, por lo menos no para todo el monto aclaró. Se encargó, sobre todo, de explicar —con ejemplos enteramente comprensibles para nosotros los legos— que lo votado no es el único y, por cierto, no el mejor de los caminos que se pueden tomar para el bien de la nación.

René Novellino hizo ver sencillo lo complejo, que es el mejor cumplido que se puede hacer a un buen maestro. El hombre debe ser, “en el buen sentido de la palabra, bueno” como escribió el poeta Machado y cantó Serrat: ni una sola implicación maliciosa. Ni siquiera cuando dijo no entender por qué no se había presupuestado el pago desde el año pasado, tal y como se había venido haciendo durante los últimos años anteriores. Cualquier otro habría empujado la pelota al gol frente al arco vacío. El la dejó allí, para que los demás la empujáramos. ¡Golazo!

¡Qué incómodo debe resultar para algunos! Ha encarnado muy bien lo que se le pide un buen maestro: ser luz fulgente que, al encenderse en lo oscuro, revela desnudeces y deformidades, para ayudar a corregirlas. 

¡Medalla al Mérito Magisterial para el maestro Novellino!

*Psicólogo y colaborador de El Diario de Hoy