Tal como un individuo, las sociedades también pueden caer en la depresión, y ese es el caso de El Salvador, según el psiquiatra y exdirector del Instituto de Medicina Legal (IML), Miguel Fortín Magaña.
Desde la perspectiva de la psiquiatría, Fortín Magaña analizó que la sociedad está transitando de la desesperanza a la impavidez, y luego a la depresión.
“Frente a la impavidez, el salvadoreño se puede volver depresivo. Y hablando desde la perspectiva de la psiquiatría social, en El Salvador, nos estamos volviendo depresivos”, advirtió.
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Y lo explicó: “En la depresión no se cree en la esperanza, no se cree en que las cosas van a mejorar; por el contrario, si hoy se dice ‘estoy mal, mañana voy a estar peor’ y esto conlleva a situaciones tan tristes como la migración, que es forzosa y que nos lleva a muchos salvadoreños fuera de las fronteras patrias”.
De ese fenómeno, señaló, se puede entender que la principal fuente de ingresos en el país sean las remesas que envían los salvadoreños desde el extranjero.
Es más, sostuvo que el fenómeno psiquiátrico también alcanza a los políticos. “En esa depresión, creo que hay que dedicarles un segundo de análisis psicológico, también hay políticos que llegan a expresar su propia enfermedad psiquiátrica”, acotó.
Para explicarlo, mencionó al expresidente Mauricio Funes, a quien consideró una persona con un “trastorno sociopático”.
“Tiene todas las característica, según el Manual Diagnóstico y Estadístico de las Enfermedades Mentales, para hablar de un trastorno sociopático de la personalidad. Es una persona que no siente culpa por lo que está sucediendo, que no tiene remordimiento por las cosas malas que pudo haber hecho… No estoy diciendo si robó, no lo puedo saber, pero estoy hablando de la personalidad”, manifestó.
Pero no solo el exmandatario puede incluirse en ese grupo, aunque fue al único que mencionó dentro de la clase política, ya que “hay otras personas de nuestra vida nacional que tienen rasgos sociopáticos bien definidos”.
“Ese es el problema. Resulta que en la clase política como que abundan las personas con trastorno de personalidad”, advirtió, luego de la presentación del “Movimiento Ciudadano Libertad”, del cual es dirigente.
Al otro extremo de la sociedad, en la zonas marginales, Fortín Magaña consideró que también existen rasgos sociopáticos, y puso como ejemplo a los pandilleros.
“En el otro margen de la sociedad, los elementos marginales, vemos a muchísimos mareros que no sienten ningún escrúpulo por delinquir, porque no se sienten culpables”, explicó.
A modo de conclusión, consideró que los movimientos sociales, la denuncia y decir “basta” podrían convertirse en el antidepresivo para que el país salga de su crisis actual.