Así son los jóvenes salvadoreños, según la Paes

La prueba socioemocional, incluida en la Paes, ha mostrado que los  bachilleres tienen deficiencias en habilidades como participación, autocontrol, apertura al diálogo, entre otras

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2016-10-10 5:16:00

Los alumnos de bachillerato que se han sometido a la Prueba de Aprendizaje y Aptitudes (Paes) entre 2013 y 2015 evidenciaron que los jóvenes  enfrentaban problemas de autocontrol emocional y liderazgo, según los resultados que arrojaron los estudios socioemocionales que el Ministerio de Educación (Mined) les aplicó en esos años.

La evaluación sociemocional, que por cuarto año consecutivo se aplicará durante el proceso de la Paes, también   ha mostrado que los jóvenes que llegan a educación Media tampoco destacan en habilidades como la participación, el respeto, la apertura al diálogo, la motivación y la perseverancia.

El presidente de la Asociación de Colegios Privados  de El Salvador (ACPES), Javier Hernández, explicó que la evaluación socioemocional se debe seguir aplicando, pero advierte que el Mined  debe darla a conocer y “tomarla en serio”, en el sentido de poner en marcha medidas para superar las deficiencias que están evidentes en los resultados.


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“Estos resultados si se han compartido en algunas esferas del sistema educativo como las direcciones nacionales, direcciones departamentales, pero no han llegado a que el docente que está en contacto directo con el estudiante pueda discutirlo y crear algún mecanismo para que en el aula podamos tener un cambio de metodología de trabajo… para poder cambiar este tipo de conductas”, opinó.

Perfil deficitario

Durante la evaluación socioemocional, al estudiante se le aplican 27 preguntas que abarcan tres ámbitos. 

El primero es el actitudinal (colaboración y cooperación, participación, autocontrol y control emocional).

El segundo es el de relaciones interpersonales (trabajo en equipo y comunicación, liderazgo e iniciativa, respeto y apertura al diálogo). 

El tercero es el de responsabilidad y compromiso (cumplimiento de deberes, motivación, perseverancia y esfuerzo para la consecución de metas).

Para Hernández el hecho de que un estudiante se ubique en el nivel bajo o medio en varias de estas habilidades, más aún  en la participación, la comunicación y el  autocontrol, implica que estamos en serios problemas, con un bachiller producido sin las capacidades para desempeñarse en un empleo, incluso sin el valor para  ir a solicitar uno; pero también evidencia que desde el Ministerio de Educación no se ha hecho mucho por corregir los resultados.


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El viceministro de Educación, Francisco Castaneda, quien señaló que en su momento estos estudios se establecieron frente al hecho de que el país tiene problemas de violencia social y juvenil y había que trabajar por fomentar valores morales, espirituales, cívicos y patriotismo, añadió que los resultados aún son objeto de discusión en el seno ministerial en aras de tomar decisiones.

Contrario a lo que señala Hernández, el viceministro de Educación  asegura que a partir de estos resultados han definido programas para estimular las escuelas de padres, la participación de la comunidad y comprometerse más en los procesos de formación y capacitación de los docentes.

Inquietud institucional

Castaneda, a la luz de los estudios, afirmó que de cara al próximo año trabajan en planes de seguimiento psicosocial para fomentar entre otros, el tema de la colaboración y cooperación.

Ese es uno de los aspectos  en el que  los alumnos de bachillerato de los años mencionados quedaron ubicados en un nivel bajo.  

De acuerdo con el análisis del vicetitular de Educación muchos de estos alumnos que se caracterizan por ser renuentes a colaborar, a participar en actividades culturales y también poco motivados proceden de familias desintegradas y de municipios que han tenido problemas de violencia.  

El funcionario dijo estar  especialmente preocupado por las debilidades que persisten en los escolares en lo relacionado con el liderazgo y especialmente en la falta de apertura al diálogo, al punto de cuestionar, en este último aspecto, si esto es resultado de lo que los muchachos ven en la clase política del país. 
 

Según lo expuesto por Castaneda, a partir de los estudios socioemocionales están conscientes de que se deben hacer esfuerzos por despertar el deseo de los jóvenes para poder conseguir sus metas: “Es decir todavía tenemos que hacer más para volver más atractivo el sistema educativo para los jóvenes, que sientan que el sistema educativo les va a dar una oportunidad, no solo para garantizarles un derecho sino par realizar sus sueños, conseguir un buen empleo, seguir estudiando y construir arraigo en el país”.

Sin embargo, tampoco deja de lado que hay una porción no muy numerosa de jóvenes que se caracterizan por ser  íntegros, tener buenos hábitos de estudio, metas y proyectos de vida claros.

Estos son los que, a su juicio, tienen las mejores condiciones para llegar a la universidad.