En su análisis del presupuesto 2017, la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades) ha identificado algunos fallos en este proyecto de ingresos y egresos para el país.
Estos van desde reñir con la Constitución hasta desviar las prioridades del Estado, que dejan de ser las necesidades de la población y se sustituyen por cálculos políticos, dice Fusades.
Estos son algunos de los vacíos que Fusades encontró en el presupuesto 2017:
1. Su elaboración favorece el clientelismo político
Dado a que el proceso presupuestario es político, pues supone la aprobación de una ley, Fusades advierte que en su formulación se tiende a beneficiar a ciertos actores para facilitar su voto.
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En gobiernos anteriores y en el actual, explican, este intercambio se ha traducido en subsidios generalizados, empleos y transferencias, y esto implica dejar en segundo plano las prioridades reales del país.
2. Presupuestos mal elaborados solo empeoran
Los presupuestos de los últimos años, explican, ya contenían problemas significativos como el tener prioridades “distorsionadas”, estar desfinanciados o artificialmente balanceados.
Como estas irregularidades generan deuda, que se acumula año con año, cada vez el presupuesto refleja menos la realidad. Además, para 2017, se ha excluido el pago de deuda previsional.
3. No se incluyen cifras honestas
Esto se refleja en la sobrestimación de ingresos o en la subestimación de gastos. Para 2017, por ejemplo, han presupuestado recibir $4,544.2 millones y las proyecciones de Fusades arrojan $4,407 millones. Es decir, recibirán $137 millones menos de lo esperado. En devoluciones de renta, han presupuestado gastar $22 millones y la proyección es de $28.2, una subestimación de $6.2 millones.
4. Se deja de lado el pago de deuda
Hay áreas que han excluido del presupuesto, como el abono al Fideicomiso de Obligaciones Previsionales, el cual no incluyeron “porque esperan la reforma de pensiones”. Además, dejaron de fuera el pago de un bono de $150 millones cuyo pago está programado en enero. Estas omisiones más las cifras irreales del punto 3 dejan agujeros de cerca de $800 millones en el presupuesto.
5. No corresponde a las prioridades que dicen tener
El gobierno afirma tener un interés por programas sociales y las necesidades más apremiantes de los salvadoreños. Sin embargo, esto no se traduce en las asignaciones que han hecho.
Un caso llamativo, según el análisis de Fusades, es el del subsidio a la energía eléctrica, el cual no tiene fondos asignados. El subsidio al SITRAMSS únicamente tiene $100, cifra simbólica para dejar la partida abierta.
6. Deja del lado la promesa de austeridad
Los artículos iniciales del presupuesto contienen directrices de austeridad, pero el Estado se sigue agrandando y este crecimiento conlleva mayores gastos.
Para el 2017 el gobierno central contempla 654 nuevas plazas, las instituciones descentralizadas, 665 y las empresas publicas 173. En remuneraciones, se da un incremento de $69.5 millones.
7. Fallas conducen a necesitar más deuda
Cuando el Estado deja de incluir todos sus egresos, exagera los ingresos que espera tener o excluye completamente la deuda, terminará con faltantes para cubrir sus compromisos. Como esto no está considerado, se deberá asumir nueva deuda de corto plazo y esto presionará más la caja del Estado, agudizando situaciones de crisis y motivando medidas desesperadas y peligrosas como la reforma al FOP.