El Salvador fue uno de los países de Latinoamérica que menos avanzó en la reducción de la pobreza entre 2002 y 2014, según el informe “Pulso social de América Latina y el Caribe 2016”, publicado esta semana por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Aunque el documento no desarrolla un apartado específico sobre el país, sí lo menciona como una de las naciones en las que no ha habido cambios sustanciales en la calidad de los servicios básicos ni en los ingresos familiares per cápita.
“Entre 2002 y 2014, la mayoría de los países mostraron avances en la reducción de la pobreza y expansión de la clase media, con resultados heterogéneos. En nueve países se redujo la pobreza a la mitad o más, y en seis de éstos (Argentina, Bolivia, Ecuador, Paraguay, Perú y Venezuela) el tamaño de la clase media se duplicó. En otros países (como Guatemala y El Salvador) los avances fueron mínimos o inexistentes”, señala el informe.
El dato se refuerza con la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM), que elabora la Dirección General de Estadísticas y Censos del Ministerio de Economía, que este año se publicó con cinco meses de retraso.
Esta encuesta revela que de los 6.4 millones de habitantes 2.6 millones están en la pobreza, y de ellos 1.9 millones en pobreza relativa, es decir, que pueden costear la Canasta Básica Alimentaria, pero carecen de otros aspectos como una vivienda digna o servicios de calidad.
“Para El Salvador, uno de los que menos avanzó en reducir la pobreza, las caídas en ‘no acceso a saneamiento mejorado’, ‘rezago educativo’, ‘no acceso a agua mejorada’ y ‘hacinamiento’ fueron las que más contribuyeron en la reducción de la pobreza”, indica el informe.
“Entre 2002 y 2014, en Bolivia, Perú y Guatemala, el acceso a servicios de alta calidad aumentó 35, 19 y 18 puntos porcentuales, respectivamente, pero en El Salvador y Jamaica no hubo aumento alguno”, destaca el documento oficial dado a conocer hace unos días.
En los ingresos familiares anuales per cápita (por cabeza) el documento muestra un gráfico en el que El Salvador está entre los últimos de la región por tener ingresos de apenas 3,227 dólares, es decir que en un hogar, sus miembros apenas acumulan una cantidad necesaria para sobrevivir. Mientras tanto, países como Chile, Uruguay o Costa Rica sí tienen ingresos per cápita de hasta 8,839 dólares.
Más ninis
Los jóvenes son los que más están viviendo en la precariedad, pues el informe expone que El Salvador es el tercero de América Latina donde hay más jóvenes de entre 15 y 24 años que no estudian ni trabajan, por lo cual se les denomina “Ninis”.
“En 2014, el porcentaje de Ninis entre jóvenes de 15 a 24 años superó el 20% en Guatemala, Honduras y El Salvador”, establece el documento.
Recientemente, la Fundación Dr. Guillermo Manuel Ungo (Fundaungo) destacó en un estudio que uno de cada cuatro jóvenes no estudia ni trabaja, y que el problema no se ha reducido en la última década.
Y es que, de acuerdo con los análisis económicos de tanques de pensamiento como Fusades y Funde, las condiciones económicas del país no están generando inversión, por lo que no se están creando nuevos empleos para captar a a los miles de jóvenes que ingresan a la vida productiva.
De acuerdo con Fusades, cada año ingresan a la edad productiva unas 70 mil nuevas personas.
Subsidios
Las transferencias gubernamentales, o subsidios, no han tenido un aporte significativo en los ingresos de las familias.
“En Guatemala, Honduras, Nicaragua y El Salvador, las transferencias públicas tienen poco efecto en la reducción de la pobreza para cualquiera de los grupos de edad”, señala el informe.
Y los programas escolares que promueve el Gobierno salvadoreño tampoco están impactando en una mayor asistencia a las escuelas o en una mejor calidad, pues de acuerdo con el documento, la asistencia escolar de niños con 4 años de edad aún es inferior al 50%, mientras que en otros países de América Latina y el Caribe esta asistencia es de hasta 80%.
En cuanto a las entregas monetarias para los adultos mayores, el informe señala que el dinero no es suficiente para las necesidades de los adultos.
El presidente del BID, Luis Alberto Moreno señaló en su prólogo que “aún cuando más del 50% de los adultos mayores en la región reciben ya algún tipo de pensión, ante el bajo crecimiento y las bajas tasas de interés, es momento de encontrar un balance en el sistema de pensiones que no contribuya a incrementar el riesgo fiscal de los gobiernos”.
Según los datos de las encuestas de hogares y registros administrativos de 14 países de la región, las cantidades pagadas por pensiones contributivas a los adultos mayores son en promedio 3.4 veces más grandes que las transferencias recibidas por las no contributivas. En ciertos países, el pago por pensión contributiva es mucho más alto que el desembolso por pensión no contributiva. En Colombia, por ejemplo, es 21 veces más grande, en México y Bolivia la relación es nueve veces más grande, en Ecuador ocho veces y en Perú y El Salvador seis veces.
“Por lo mismo, en varios casos los montos de las pensiones no contributivas, si bien alivian las condiciones de pobreza no permiten salir de ella”, indica el documento.
Moreno indica que “la lucha contra la pobreza requiere de nuevas armas, que no sólo consideren subsidios, sino que reflejen un entendimiento multidimensional, por parte del sector público y privado, de un fenómeno que sólo cede ante medidas quirúrgicas”.
Sin embargo, el documento no sugiere medidas a aplicar para los gobiernos.