“Quien no oye consejo no llega a viejo”. Un refrán muy antiguo que, conforme caminamos por la vida, se nos hace cada vez más claro y certero. Y qué consejos pueden ser más atinados y mejor intencionados que los que dan los padres a sus hijos. En éstos no hay dobles propósitos, objetivos ocultos ni malicia, solo el genuino interés de guiar bien a quienes más se quiere y evitar que cometan errores.
En mi experiencia profesional he visto infinidad de casos de problemas conyugales. Maltrato físico y psicológico, indiferencia que llega al desprecio, chantaje emocional, solo para nombrar algunos. Casos generalmente graves en los que se recurre al psiquiatra con el objetivo de hacer un último intento o al menos de preservar la dignidad. Con frecuencia hago una pregunta, más que por mera curiosidad para que la persona se dé cuenta que ya existían indicios de características negativas en sus parejas, que muy probablemente la pasión y el entusiasmo ocultó. Les pregunto: ¿Y qué opinaban sus papás de su pareja cuando usted mostró interés en una relación más formal? ¿Qué pensaban? La respuesta es casi invariablemente la misma, una respuesta que conozco antes que comiencen a hablar. “Bueno, la verdad es que no les gustaba mucho, me decían que lo pensara bien, que lo tomara con calma, sin precipitaciones, porque advertían algo que no les gustaba. Hoy sé cuánta razón tenían”.
Y es que los padres, algunos dirán que especialmente las madres, tienen, además del obvio interés de querer lo mejor para sus hijos, un sexto sentido. Poseen una alarma interior que les hace ver más de lo que está a la vista, y prever problemas. Cuentan además con toda una experiencia, tal vez alcanzada con dolor.
Cuántas malas decisiones, cuántos errores, pudieron evitarse si simplemente las personas hubiesen escuchados los consejos de sus padres. La famosa frase “papá sabe más” con demasiada frecuencia no se toma en cuenta y los hijos terminan haciendo lo que sus impulsos les dictan, solo para terminar dándose con los dientes. Cuando las pasiones hacen su aparición los consejos caen en saco roto, y después es muy tarde, el daño ya está hecho.
La elección de pareja es una de las decisiones más importantes que se hacen en la vida y el tomar consejo es siempre una buena idea. Se dice comúnmente que el matrimonio es una carambola, que no se sabe con certeza qué va a pasar. Aunque es cierto que en la vida no hay certezas, sí existen pistas que advierten sobre una mala relación. La clave es tener el coraje de verlas, y tomar decisiones que, aunque sean dolorosas, al final pueden salvar. En estudios de parejas se ha definido ciertos hechos importantes. Uno de los más básicos es que una relación tendrá mayores probabilidades de éxito mientras más homogénea sea la pareja. Ser de edad similar, de la misma religión, de similar clase social y tener gustos comunes aunque no asegura el éxito –nada lo hace?aumenta las posibilidades.
Asistir a terapia de pareja es aconsejable cuando la relación se ha deteriorado gravemente. Da mejores resultados de lo que la gente cree. Debe intentarse. Pero en todo caso es un recurso muchas veces desesperado, que pudo haberse evitado si los hijos hubiesen escuchado con más atención las opiniones de los padres. Ellos no lo saben todo pero su amor desinteresado los hace casi siempre infalibles.
*Médico psiquiatra
y columnista de El Diario de Hoy