Parte del éxito que ha tenido la Fiscalía de Guatemala en lograr sendas condenas de cárcel para pandilleros es la estrategia de tener fiscales específicos para investigar cada uno de esos grupos delictivos.
El Ministerio Público (Fiscalía) de Guatemala ha trabajado con esa estrategia de investigación desde hace tres años y, según los fiscales antipandillas Allan Morales y Raúl Figueroa, les ha dado resultado, porque se conoce mejor cómo operan cada pandilla.
“Ha sido muy efectivo porque la gente se va especializando en el tema, ya sabe como atacar, ya sabe qué solicitar, cómo investigar. Además se tiene una unidad de análisis, hay algunos analistas que están especializados en el tema y cuando llega un caso a las manos de ellos, ya sea de la mara MS o de la mara 18, entonces se le asigna al analista que conoce el tema; eso nos ayuda porque vamos avanzando más rápido en las investigaciones que alguien que no sabe cómo manejar dichas estructuras”, dijo Morales.
El fiscal Figueroa explicó que la prioridad de sus investigaciones está encaminada a despojar de los bienes ilícitos a las pandillas para poderlas debilitar.
Agregó que a la mara 18 no se le ha decomisado mucho dinero porque sus integrantes utilizan el dinero mal habido para ir sobreviviendo en el día a día, en cambio la mara Salvatrucha (MS) es más cautelosa en cuanto adónde lava el dinero.
Morales explicó que cuentan con información de que los cabecillas de la MS ya están involucrados en el negocio del transporte público; poseen autobuses y mototaxis que los han puesto a circular en distintas rutas de transporte, pero están a nombre de testaferros.
También se cuenta con información de que los cabecillas de la mara Salvatrucha habían acordado ya no extorsionar, porque ya tenían sus propios negocios que les eran más rentables.
“Hemos ido sobre esa pista, pero no hemos podido encajar todavía y establecer dichos negocios, o qué personas se los manejan a ellos”, dijo el fiscal Morales.
Sostuvo que cada pandilla tiene su propio método de intimidar a sus víctimas para que paguen las extorsiones.
En ese sentido, la mara 18 envía a un menor a dejar un teléfono al negocio a extorsionar y luego le llaman los cabecillas para exigirle una determinada cantidad de dinero. En cambio, la mara Salvatrucha utiliza método violentos para exigir el pago de las extorsiones.
“Primero mato al piloto (busero) y después pido, para que vean que no estoy jugando… por eso es que en los últimos años se han incrementado mucho los asesinatos por las extorsiones, de que ellos primero van a matar muchas veces y luego piden el dinero, pero más con pilotos”, dijo Morales.
Hay comerciantes que pagan hasta 100 mil quetzales mensuales a distintos grupos de pandillas, explicó el fiscal, quien agregó que también las rutas de transporte hacia Chimaltenango pagaban de 100 mil a 150 mil dólares por mes.
El grupo de la MS que dirigía José Alonso Marroquín López, alias Ave, quien fue capturado en Guatemala y deportado a El Salvador, se encargaba de cobrar la extorsión a unas 100 mujeres que se dedicaban a la prostitución y por eso recibían hasta 100 mil quetzales mensuales (13 mil dólares).
Los fiscales antipandillas señalan que es difícil establecer el monto de dinero que obtiene cada pandilla por extorsiones, sicariato, venta de drogas u otra actividad delictiva.