Una fuerza de más de 500 policías y militares guatemaltecos acordonaron desde el 22 de septiembre pasado un área de 20 kilómetros cuadrados para poder expulsar a los pandilleros que mantenían asediadas a más de 145 mil personas que residen o tienen sus pequeños negocios al sur de Guatemala.
La incursión que hicieron policías y soldados a uno de los sectores con mayor presencia de pandilleros en la capital, tenía como propósito el de recuperar y controlar de forma permanente aquellos territorios que las pandillas se atribuían como dominados por ellos.
La recuperación de esos territorios es una de varias estrategias que las autoridades guatemaltecas están impulsando para debilitar a esos grupos criminales.
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Otras de las acciones que impulsan las autoridades guatemaltecas tienen que ver con la persecución de los cabecillas de pandillas tanto locales como extranjeros que han llegado a esconderse en Guatemala, y la aplicación de tecnología para identificar con su verdadero nombre a los pandilleros. Esas medidas se derivan de los compromisos adquiridos por los presidentes de los países del Triángulo Norte (Guatemala, El Salvador y Honduras) para combatir de forma regional a las pandillas transnacionales, señalan las autoridades.
Lo contrario de Guatemala ocurre en El Salvador, puesto que el gobierno mantiene, desde hace más de un año, el plan El Salvador Seguro con el que buscan combatir a las pandillas con medidas de carácter preventivo en zonas con alta presencia de esos grupos criminales, sin que los pandilleros hayan sido expulsados previamente de los territorios en los que ellos aseguran tener control.
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De hecho varios sectores salvadoreños han cuestionado que el gobierno no ha tenido la capacidad de recuperar las zonas con mayores asentamientos de pandilleros, lo que dificulta a la Policía a reducir los altos índices de violencia que afecta al país.
Liberados del control de maras
En los sectores de la capital guatemalteca intervenidos por las fuerzas policiales y militares operaban más de 320 pandilleros que estaban integrados en tres grupos de la mara 18.
Además se habían asentado más de 40 personas que formaban una célula de la mara Salvatrucha (MS).
El área intervenida por las fuerzas policiales se había convertido en una zona de “confort” para que los casi 400 pandilleros mantuvieran amenazada a la población y actuaran con mucha libertad para generarle temor a la gente honrada y trabajadora que reside en esa zona, según la Policía de Guatemala.
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La operación Fénix arrojó las capturas de más de 130 pandilleros que se dedicaban a extorsionar a comerciantes y residentes de esos sectores, entre estos dos cabecillas salvadoreños de la mara Salvatrucha y que eran reclamados por las autoridades salvadoreñas.
Además, en su incursión a la zona, la Policía recuperó 17 viviendas que sus propietarios habían dejado abandonadas ante las intimidaciones de las pandillas. Estas viviendas fueron devueltas a sus dueños para que puedan regresar a habitarlas, ya con la presencia de la Policía.
La fuerza policial se redujo de 500 a 200 integrantes, pero ellos serán los responsables de permanecer en esos territorios por tiempo indefinido para asegurar el control y evitar el regreso de los pandilleros.
“Hay metas a corto, mediano y largo plazo con el plan. El primero es tener el control de la zona, dar seguridad para que la gente pueda desenvolverse mejor y después el desplazamiento de la subcultura de las pandillas, que convive y vive dentro de una cultura dominante que somos nosotros”, dijo Stu Velasco, subdirector de investigaciones de la Policía de Guatemala.
De alguna manera, Fénix ha llevado seguridad y tranquilidad a los pobladores de la zona. “Ahora se siente más seguro, ya no andan molestando como lo hacían antes, se ven más policías que patrullan con más frecuencia, ojalá que no vaya hacer solo por un tiempo, luego se vayan (los policías) y regresen los pandilleros”, dijo José, de 50 años.
La apuesta de las autoridades guatemaltecas es asegurar el control de los territorios para unos dos años, para después entrar con programas de Desarrollo Social e inversión para la generación de empleos en favor de jóvenes.
“Plan Fénix es ir por las causas para que los niños no sigan siendo reclutados por las pandillas”, dijo Velasco, quien agregó que “estamos impactando en llegar a las familias y decirles que la Policía llegó a ese lugar para quedarse”.
El plazo que se han trazado las autoridades guatemaltecas para tener el control del territorio y ganarse la confianza de sus residentes son dos años como mínimo. “Esperaríamos que después de dos años, ya pueda haber condiciones para las inversiones y así crear fuentes de desarrollo social”, dijo Velasco.
Agregó: “Como Policía buscamos abrir las puertas, para que todas las entidades del Estado, en algún tiempo mediano, puedan llegar e impactar y con esto logramos que las pandillas tengan menos relevo generacional”.