¿Es posible rehabilitar la caficultura de El Salvador?

Entérese de lo que piensa al respecto Mark Q. Smith, un experto estadounidense con 22 años de experiencia en seguridad alimentaria y control de calidad.

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Foto Por Cortesía NCBA CLUSA

Por Evelyn Machuca

2016-10-26 9:00:00

Mark Q. Smith tiene más de dos décadas dedicándose a la seguridad alimentaria. El texano es graduado de la Universidad Texas A & M con una licenciatura en Ciencia Animal y tiene una maestría en Horticultura. Ha trabajado para instituciones como Chiquita Brands International en República Dominicana, Panamá, Costa Rica y Guatemala. 

En 2008, Mark se unió al Instituto Borlaug de la Texas A&M University, donde fue parte de un equipo innovador de científicos que trabajaron en proyectos agrícolas en 18 provincias de Irak y en tres de Afganistán

En 2016, se hizo cargo del proyecto “Revitalización de los países de Centroamérica, el Caribe y sectores del café peruano después de la crisis del moho de 2012, a través Investigación y Desarrollo Aplicado”, un programa de colaboración entre el Instituto Borlaug, la Investigadora Mundial del Café, el Programa de Modernización del Café de Centroamérica y el Caribe (Promecafé) y el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA).

El experto participó el pasado lunes en la Conferencia Internacional de Café Sostenible, organizada por la Asociación Nacional de Negocios Cooperativos de Estados Unidos (NCBA CLUSA) en el marco del Proyecto de Apoyo a la Rehabilitación de la Caficultura y Diversificación Agrícola, y luego entró el detalle sobre las necesidades de la caficultura salvadoreña y los estudios de investigación que está supervisando para rehabilitarla.

¿Cuál considera que es el país de la región que está mejor preparado para producir café?

Puedo decir que el país que está más altamente preparado, y tiene una asociación nacional (Asociación de Cafés Finos) que está realmente integrada con los productores de café, es Costa Rica.

¿Cuál considera que es el país que está menos preparado?

El país que tiene menos representación oficial y menos institución nacional sería El Salvador. Y también Nicaragua, que no tiene una asociación nacional de café; Nicaragua tiene al Inta (Instituto Nicaragüense de Tecnología Agraria), pero no es parte del Gobierno. Acá (en El Salvador) por lo menos está Pro Café (Fundación Salvadoreña para Investigaciones del Café). Lamentablemente está en una situación que… Pro Café ha tenido varios problemas económicos en los últimos años y pienso que ya está tocando fondo. Tenemos dos ensayos en fincas de Pro Café y la semana pasada nos avisaron que tal vez tengamos que sacar esos proyectos y buscar otro lugar, porque esas fincas están hipotecadas y están a punto de caer en embargo.

También está el Consejo Salvadoreño del Café…

Hace tres meses, Promecafé (Programa de Modernización del Café de Centroamérica y el Caribe) firmó un nuevo acuerdo con el Consejo Salvadoreño del Café y ahora ellos son la institución de base entre nosotros (la World Coffe Research, Investigadora Mundial del Café) y Promecafé, son el vínculo, pero su manera de trabajar es diferente de las demás asociaciones de otros países, como Costa Rica, Honduras o Guatemala, donde sus asociaciones tienen sus propios departamentos de ayuda técnica e investigación, pero el Consejo de El Salvador no tiene ni siquiera eso, apenas es un grupo administrativo que se maneja frente al Gobierno y frente al mercado.

¿Podría enumerar los puntos débiles de El Salvador en el tema de la caficultura?

Lo que puedo decir es que puedo decir es que hay una buena noticia: hay productores privados que son miembros del Consejo del World Coffee Research y que están involucrándose sumamente de lleno. Hay una familia que nos ha dado como 10 hectáreas y tenemos allí casi una finca como propia, que es experimental; y ellos están aportando mucho. También nos han dado un edificio que está ya remodelado y allí tenemos la oficina y sede regional, en Santa Ana, dentro de la finca. También hay mucha colaboración de la familia Borgonovo; tenemos varias fincas en las que tenemos diferentes ensayos, grandes, que ya están con mano de obra y ellos están invirtiendo mucho dinero para apoyarnos en estos ensayos. Entonces, la buena noticia es que tal vez en una forma nacional, como por parte del Gobierno, el apoyo ha sido débil, pero al otro lado de la moneda, el apoyo del sector privado ha sido increíble.

En el país que mejor funciona la caficultura, Costa Rica, ¿hay una política de Estado definida y clara para la producción de café?

Sí.

¿Tiene El Salvador una política nacional definida y clara para producir café?

Para ser honesto, no sé cómo funciona acá, pero en Costa Rica y en la mayoría de los países, sus asociaciones viven de las cuotas que les ponen a las exportaciones. Reciben dinero por cada exportación.

¿Como política estatal?

Sí.

¿Cuáles son esas políticas estatales para el café que serían viables, que funcionarían en El Salvador?

Para mí debe ser un apoyo que esté mirando al futuro, porque, para ser honesto, la razón por la que yo estoy sentado aquí hoy es porque Estados Unidos, como país, está buscando soluciones al problema de migración; y el café es una de las más grandes fuentes de empleo en este país; y si el sector cafetalero tiene muy buena salud va a haber mucha gente trabajando, pero si está en mal estado, esta gente va a buscar otras opciones y una de ellas es caminar hacia Estados Unidos con todos los problemas que traen encima.

En su presentación pronosticaba que para el año 2050, la producción de café en El Salvador iba a ser casi nula. ¿Es posible aún recuperar la caficultura de este país?

Todas son suposiciones, proyecciones y puede ser que bajo ciertas condiciones sí suceda; obviamente hay una razón que demuestra la pérdida de todos estos terrenos para sembrar café. Sí puede ser que desaparezca la caficultura, porque la tierra está pasando por un ciclo natural de cambio climático y el café es uno de los cultivos más susceptibles a las temperaturas, y el problema es que el café de calidad es el que se produce en zonas altas, más frías.

Y este país es muy caliente…

Sí, lo es, pero también he visitado fincas situadas a 2,000 metros sobre el nivel del mar, frescas y bonitas. En cualquier país en Centroamérica, en las áreas de menos de 1,000 metros de altura hace calor. Y la planta se puede producir a 500 metros, no es que no va a crecer: Lo que sucede es que la calidad no va a ser la misma. Hay una tendencia a que va a hacer más calor y obviamente en esos cultivos de café la calidad va a desaparecer.

Le repito la pregunta, ¿tiene la caficultura de El Salvador esperanzas?

Bueno… no estamos sentados con los brazos cruzados; el trabajo que estamos haciendo es precisamente ese: estamos invirtiendo mucho dinero en desarrollar nuevas variedades, nuevos cruces y solo a través del tiempo vamos a identificar cuáles de esos cruces van a tener buen comportamiento y producción de calidad aun a temperaturas bajas.

¿Cuándo va a tener estos resultados de estos ensayos?

World Coffee Research, como entidad, solamente tiene menos de cuatro años y estos ensayos multilocales comenzaron… los primeros lotes fueron sembrados al campo en noviembre de 2015 e inclusive hay algunas variedades que están todavía en el vivero o ni siquiera han sido producidas en el laboratorio. Solo poniéndolos en el campo, ya sembradas las variedades, el estudio dura tres años y de allí tenemos un mínimo de 18 meses para ver más o menos qué podemos esperar en cuanto a calidad. Los resultados estarían saliendo por allí por el año 2020.

Pero un cultivo tarda menos de un año, ¿no?

Entre más tiempo pasa, mejores datos tenemos, porque una planta de café crece rápido y ya al segundo año de su producción puede estar cerca de su promedio, pero solo a partir del tercer año o del cuarto ya va a ser igual aun cuando pasen más años. Después de tres años, sería igual siempre, porque el café ya llegó a su punto máximo.

¿Cuántas variedades tienen en ensayo en la región?

Tenemos 34 variedades y aun algunas no han llegado a nivel de campo. El proceso final de las variedades que pasen la prueba, que son de buena calidad, resistente a temperaturas y a la roya y a otras plagas, lo vamos a saber en tres o cuatro años. Solo a partir de allí vamos a decir ‘Ok, éstas son las variedades ganadoras’, las que pasen todas las pruebas, para que estas variedades sean las repartidas a los productores. Después de eso tienen que pasar otros cinco años, son más de ocho años para desarrollar, hacer el cruce, pasar por el tiempo de prueba y de allí el de recolección.

¿Cuánto dinero están invirtiendo?

En estos proyectos hay unos $3 o $4 millones invertidos en la región. Estamos estudiando esas variedades en diferentes regiones, en diferentes latitudes, diferentes alturas, diferentes patrones de lluvia, diferentes patrones de sombras, en nueve países; y solo así vamos a comprobar, al medir todas estas condiciones, para comparar y obtener los resultados finales.

¿Qué mensaje envía a las autoridades gubernamentales a las que les compete la caficultura?

Para que el sector cafetalero sea factible, para que realmente pueda emplear la cantidad de personas que deseamos y para que pueda generar los ingresos necesarios, necesita mucho trabajo y no hay una varita mágica que diga que solo sembrando determinada variedad se van a resolver los problemas. Hay caficulturas que tienen variedades súper susceptibles a la roya, pero van muy bien, porque están invirtiendo en el buen manejo de sus plantaciones y obviamente la roya no es fatal en esos lugares Puede ser fatal en una plantación donde no se ha invertido nada en cinco años, no ha habido maniobra, no ha habido poda ni fertilizantes. Las plantas son seres débiles y sin inversión les llegan las enfermedades. Hay que tener un programa integral, apoyar todos los esfuerzos que están allí, como el nuestro, y también buscar cómo apoyar los productores pequeños, pero evitando endeudarlos demasiado, porque están muy frágiles ahora, han perdido con la roya, con la baja producción; es difícil volver a sembrar un montón porque no van a poder pagar esas deudas.

Rehabilitar la agricultura, generar más empleo, disminuir la migración, es un tema profundo. Entonces, ¿por qué los gobiernos no le apuestan? ¿Por desinterés?

Es el mismo problema de muchos gobiernos: los problemas complejos son más difíciles de resolver. Para ser honesto, un plazo de cuatro años para un gobierno es muy poco tiempo para realmente resolver un problema como este y la mayoría de los gobiernos no tienen mucha constancia, continuidad de los programas. Muchas veces, por razones políticas, los programas cambian y definitivamente estos programas toman tiempo. Mi recomendación es trabajar con ONG’s para buscar las mejores opciones, montar un programa a largo plazo y no desviarse de él por razones políticas. La verdad es que muchos piensan que este dinero del café va a parar a familias ricas, grandes, de esas que tienen fincas de café, pero yo conozco a estas familias y si no fuuera por sus otros trabajos, esas fincas de café… Es decir, ellos son médicos, son esto son lo otro, y la finca que tienen es porque la han tenido durante tres generaciones, sienten lástima de perderlas, lo hacen por amor a la tierra, no porque necesiten el dinero.