El yoga tiene diversas corrientes. En el centro Yogashala se practica, generalmente, el “hatha yoga” (posturas que incrementan la flexibilidad y ayudan a la meditación), sin embargo, ayer, en “Yoga para todos”, se vivió una experiencia diferente a través de la modalidad: “kundalini yoga”.
Edwin Mejía fue el instructor encargado de guiar a los salvadoreños que se acercaron al Parque Bicentenario. En dicha práctica, Mejía se enfocó en ejercicios que ayudan a la “liberación del sistema nervioso y el balance del sistema endocrino”.
Durante una hora de clase, las posturas más complejas quedaron relegadas. Fueron la respiración, los brazos, la columna vertebral donde se hizo un importante énfasis.
“Hicimos técnicas triangulares, por eso la mayoría de posiciones fueron realizadas a 60° grados y orientadas a la columna vertebral. Estoy seguro que muchas personas se fueron sudando”, comentó Mejía sobre la clase.
Y es que, aunque la comunidad yogui realizó las asanas (posturas) sentada y los ejercicios de respiración implicaron un esfuerzo grande para “controlar la fuerza vital”.
Los expertos yoguis señalan que esta modalidad tiene como objetivo despertar dicha “energía vital” del ser humano. La espiritualidad y devoción predominan en esta corriente de cinco mil años.
“Los beneficios de Kundalini se ven rápido, sobre todo, en la parte de ser consciente. Es como estar integrado: se desarrolla la intuición, la proyección y comunicación”, explicó el instructor.
La práctica de esta corriente se acompaña con mantras y canciones. En la rutina matutina también se incluyeron para que los asistentes encontraran su equilibrio espiritual.
Para la comunidad kundalini, “12 años de práctica hatha yoga, equivale a un año de práctica de esta modalidad”. A pesar de esa complejidad, los instructores de Yogashala no dudaron en incorporarla y compartirla con los yoguis.