Parlacen, ¿para qué?

Preferiría que esos casi 2 millones de dólares que nos cuesta se utilizaran para pagar mejores salarios a los policías, de quienes sí sabemos a lo que se dedican.

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Foto Por Mauricio C??¡ceres

Por Jaime García Oriani*

2016-10-29 6:45:00

Recién llegado a Guatemala para iniciar mis estudios universitarios, en 2006, fui a dar una vuelta con un amigo para conocer la ciudad. Cuando pasábamos cerca del Campo Marte, me comentó: “Aquí es el edificio del Parlacen. ¿Estás a favor de la unión centroamericana o en contra?”.

¿Qué era eso del Parlacen? ¿Qué significaba la unión de la región? En aquel entonces, para un joven de 17 años que iba a comenzar la carrera, esas palabras sonaban rimbombantes y poco interesantes. Además, nunca había votado. Le pregunté a qué se dedicaban en ese edificio. Siendo casi un profesional del Derecho, él seguramente dominaría el asunto. 

“En teoría —remarcó esta última palabra—, el Parlamento Centroamericano propone iniciativas para colaborar con el proceso de integración centroamericana”, me explicó. 

Desde entonces, han pasado dos legislaturas de dicha entidad y este viernes asumió una nueva. Diez años después de mi “primer contacto” con el Parlacen, aún me pregunto qué es y cuál es el camino de integración que estamos siguiendo. 

El Parlamento Centroamericano y sus 20 diputados salvadoreños cuestan al país $1.7 millones anualmente. De ese dinero, los legisladores reciben $4,200 de salario al mes. 

Si bien podemos decir que, en comparación con otros rubros en el presupuesto, el “peso” que nos representa a los contribuyentes es poco. Pero cuando de dinero se trata, hay que tener en cuenta otras muchas cosas. 

¿Realmente nos sirve un ente cuyas resoluciones no son vinculantes, en una región en la que nuestros mandatarios no tienen claro qué buscan o entienden por “integración centroamericana”? Esta falta de certeza se manifiesta, por ejemplo, en algo tan pequeño como los continuos cambios de requisitos que las oficinas de Migración hacen para cruzar la frontera entre Guatemala y El Salvador. 

Cuando la situación financiera no es la mejor —como nuestro caso— se deben priorizar los gastos. Preferiría que esos casi 2 millones de dólares que nos cuesta se utilizaran para pagar mejores salarios o bonos a los policías, de quienes sí sabemos a lo que se dedican y el riesgo que corren diariamente. Del Parlacen, ¿qué conocemos? Que sus cuentas son poco claras, que tienen un bajo nivel de rendición de cuentas y desconocemos cómo miden el cumplimiento de sus objetivos. Todo esto deberíamos tenerlo claro, pues somos nosotros los que les pagamos sus sueldos. 

También ha sido definido como el paraíso de los políticos señalados por corrupción que buscan inmunidad. Basta ver el caso de Alfonso Portillo, expresidente de Guatemala, quien pasó automáticamente al Parlacen al terminar su mandato. La Corte de Constitucionalidad de su país le retiró la inmunidad parlamentaria y, tras un largo proceso, fue deportado a Estados Unidos y posteriormente condenado a cinco años de cárcel. 

Como ciudadanía deberíamos exigir que el Parlacen funcione de verdad o que lo abandonemos. Las dos cuestiones son igualmente difíciles por las reformas legales que conllevan. Lo cierto es que las cosas no pueden seguir igual y los resultados de las elecciones de 2015 parecen indicarlo. 

El número de votos que recibieron los dos partidos mayoritarios para integrar la Asamblea Legislativa y el Parlacen son muy similares: ARENA tuvo 885,367 para diputados de la Asamblea y 861,491 para Parlacen; el FMLN obtuvo 847,289 y 854,621, respectivamente. Sin embargo, la diferencia es notable entre ambas votaciones sumando los votos nulos y abstenciones. En la votación de diputados para la Asamblea, la suma es de 90,454 votos, mientras que en el caso del Parlacen es de 197,347. ¿Será que cada vez es mayor el descontento popular con este gran desconocido? 

Antes de tener una entidad así, hay que ordenar el proceso de integración regional, si es que esto nos interesa. Todos los pasos los pueden ir trazando y concretando los Órganos Ejecutivos y Legislativos de cada país. Si esto se logra, entonces habría que analizar si conviene un Parlamento a nivel regional y, en caso positivo, darle poder. 

*Periodista. 
jaime.oriani@eldiariodehoy.com