La nomofobia, la realidad virtual y la carencia de políticas

En otras ocasiones me he referido a este tema, vuelvo porque es relevante para nuestro El Salvador, que se debate entre la pobreza y los avances del desarrollo tecnológico, problemática no recogida en las políticas de Estado.

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/ Foto Por EDH / Marlon Hernández

Por Ricardo Chacón*

2016-10-29 7:32:00

Dos conceptos son nuevos, el de la nomofobia, miedo a vivir la vida cotidiana sin el teléfono móvil, y el de realidad virtual, la sensación de estar en una realidad provocada por las computadoras y en general los dispositivos móviles que nos permite interactuar con los demás de manera inmediata e incluso guardar información en la “nube”; el otro concepto, el de países en desarrollo, es viejo y tiene que ver con la realidad cotidiana de amplios sectores de la población que no poseen como horizonte ni la nomofobia ni la realidad virtual sino su reto inmediato es sobrevivir en medio de las limitaciones económicas y la violencia.

El mundo en que vivimos es eso: una combinación de los avances acelerados de la tecnología que hace, por ejemplo, que en El Salvador existan más líneas telefónicas que habitantes, con amplios sectores de la población que apenas tienen para comer, vivir en una casucha y acceder a una escuela sin energía eléctrica, no se diga con internet para hacer uso de una computadora como medio para formarse y educarse para el futuro.

A esta desigualdad entre las sociedades y las personas que pueden tener acceso o conocimiento a las nuevas tecnologías y los que no lo poseen se le llama brecha digital, fenómeno que ha sido objeto de análisis y estudio por unos y otros y que pretenden entender el fenómeno con la intención de cerrar la brecha e incluso aprovechar la tecnología para dar saltos de cualidad para que los países pobres suban peldaños y alcancen mejores estadios de crecimiento y desarrollo.

Hay una cita de Kofi Annan, el exsecretario general de la ONU, dicha en 2003 en Ginebra, que ilustra esta realidad planteada: “Las tecnologías de la información y la comunicación no son fórmula mágica, pero pueden mejorar la vida de todos los habitantes del planeta. Disponemos de herramientas para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio, de instrumentos que harán avanzar la causa de la libertad y la democracia, y los medios necesarios para propagar los conocimientos y facilitar la comprensión mutua”.

Las herramientas de comunicación, que se modifican aceleradamente con la tecnología, no son otra cosa que herramientas para el avance de la sociedad, para el crecimiento de las naciones y el desarrollo de las personas; influye además, en todas las áreas del conocimiento y de la vida cotidiana como la educación el ocio, la medicina, las viviendas e incluso con el tiempo.

En este sentido, dos proyectos presidenciales del actual gobierno del FMLN son importantes para la nación, a saber: una computadora para cada niño y la universidad virtual; en relación con el primer proyecto, se han repartido varios miles de computadoras, la mayoría provenientes de las donaciones de las empresas ALBA, mientras que el segundo ya ha comenzado a funcionar bajo la dirección de la Universidad de El Salvador.

Ambos proyectos, sin duda alguna, caerán en saco roto si no forman parte de un proceso largo bajo una estrategia de mediano y largo plazo en el desarrollo de las nuevas tecnologías. Esto quiere decir que debe existir una política de Estado sobre el desarrollo tecnológico, una legislación adecuada y, sobre todo, un presupuesto. No hay nada de esto.

Lo que tenemos son acciones aisladas, propias de buena voluntad y con amplia cobertura propagandista; pero no forman parte de una política clara y definida sobre la educación en su conjunto y en particular con el uso de la computadora como herramienta clave para la formación de los jóvenes.

¿Qué quiere decir esto? Simplemente que la computadora debe convertirse en una estrategia para la educación, lo que conlleva, a nivel general, una política definida, precisa y con financiamiento para la conectividad a internet, por ejemplo; y qué decir con programas de estudio que tengan amarre con el uso de los software adecuados, sin olvidar, un punto fundamental como son los maestros, no solo con la formación adecuada para guiar a los alumnos, incluso bajo los lineamientos propios de las redes sociales, sino que posean también computadoras.

De fondo, y esto es mucho más importante, ¿qué educación queremos y para qué estamos formando a los jóvenes de hoy? Responder estas interrogantes nos permite poner en perspectiva el uso de las computadoras en el aula, así como desarrollar el pénsum que necesita el país y con ello formar de manera adecuada a los docentes.

*Editor Jefe de El Diario de Hoy.
ricardo.chacon@eldiariodehoy.com