El pueblo venezolano soporta una dura crisis y lucha por su libertad para recuperar la democracia que le fue arrebatada por una mezcla de intervencionismo externo y alta traición a la patria. No existe ninguna duda que el Gobierno de Nicolás Maduro es una dictadura y que él está dispuesto a cualquier cosa por mantenerse en el poder, siguiendo las instrucciones y estrategia del castrismo al que ha sometido y entregado la independencia y la riqueza nacional. En estas circunstancias está librándose una batalla entre el pueblo que quiere pan y libertad contra una dictadura que quiere continuismo e impunidad. Su resultado marcará el destino de toda la región. La Batalla de Venezuela” es para toda América Latina.
Batalla es “una acción o conjunto de acciones ofensivas destinadas a la obtención de un objetivo”. En una batalla se confrontan dos fuerzas, dos oponentes, dos posiciones contrarias y el resultado busca sostener o modificar la situación motivo de la disputa. Hoy en Venezuela el pueblo ha sido llevado al punto en que no tiene más remedio que luchar para recuperar las mínimas condiciones de vida con pan y libertad. Se trata de una confrontación inevitable debida al capricho de los detentadores del poder político, que instituidos en dictadura e incapaces de proveer las mínimas condiciones de vida al soberano, prefieren amedrentarlo, oprimirlo, humillarlo y forzarlo a una situación que se superaría con la verificación de un referéndum revocatorio este año y la liberación incondicional de los presos políticos.
La impopularidad de Maduro y de su gobierno plagado de corrupción, ineficiencia y prepotencia es tan grande que optó por el camino de la militarización de la dictadura. Los componentes locales del oficialismo castrochavista en el ejecutivo, judicial, electoral, administrativo, militar y la casta de “boliburgueses” fueron convencidos por el poder central de La Habana que no tienen a dónde ir por la naturaleza y evidencia de los crímenes de lesa humanidad, violaciones a los derechos humanos y narcotráfico, entre otros delitos cometidos. Así pues están forzados a resistir en el poder a toda costa, pese a la crisis humanitaria de la cual son responsables, aunque traten de encubrirla con el sofisma castrista de “guerra económica del imperialismo”.
En la Batalla de Carabobo”, el 21 de junio de 1821, fue donde las fuerzas patriotas derrotaron a las coloniales sellando el proceso de emancipación venezolana y abriendo la consolidación de liberación en Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia que cerraría en la Batalla de Ayacucho” el 9 de diciembre de 1824. Casi dos siglos después, se lucha hoy por recuperar la libertad y la democracia en una América Latina donde existen cinco gobiernos dictatoriales agrupados en torno al castrismo con el rótulo de Socialismo del siglo XXI. Y la batalla nuevamente es en Venezuela.
La victoria del pueblo venezolano sobre la dictadura castrista es la caída de Maduro y su régimen, la recuperación de la democracia y el principio del fin de los gobiernos dictatoriales en Cuba, Ecuador, Bolivia y Nicaragua. El inevitable triunfo del pueblo venezolano dejará al poder central dictatorial cubano sin mucho aliento para continuar el brutal régimen de Fidel y Raúl Castro con 57 años de gestión; marcará la acelerada desbandada y derrota de Correa, Morales y Ortega, quienes no hubieran podido acceder y sostenerse en el poder sin el dinero venezolano malversado por Hugo Chávez y puesto en manos del criminal aparato político castrista.
Las condiciones internacionales a favor del pueblo venezolano están dadas gracias al valiente cumplimiento en sus obligaciones del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA). Luis Almagro, con su equipo jurídico, ha demostrado las violaciones del Gobierno de Venezuela a todos los elementos esenciales de la democracia, ha presentado un caso y logrado activar la Carta Democrática Interamericana respecto a Venezuela; agotó la mediación y la conciliación incluso por medio de los operadores impuestos por Maduro y el castrismo; rompió el control del castro-chavismo sobre la mayoría de los estados de la OEA logrando un retorno estratégico al respeto de los principios y valores y, finalmente, dejó establecido que el Gobierno venezolano es una dictadura. Todo esto con valor jurídico de precedente respecto a Cuba, Ecuador, Bolivia y Nicaragua que, en diversos grados, tienen exactamente las mismas características de la reconocida dictadura venezolana.
La “Batalla de Venezuela” está en curso y nadie podrá permanecer como simple testigo, porque allí están en juego la libertad, dignidad y democracia no solo de los venezolanos, sino de todos los latinoamericanos y del mundo libre. Si en la Batalla de Venezuela” gana la libertad, las consecuencias benéficas serán directas en Cuba, Ecuador, Bolivia y Nicaragua en un tiempo más breve que el registrado entre los combates de Carabobo y Ayacucho. El resto del continente habrá ganado con la desaparición de la incesante conspiración y subversión que ejerce la dictadura castrista como moneda de cambio. El mundo entero verá desaparecer un centro de aliento y vinculación permanente del terrorismo, el narcotráfico, el crimen… Es muy importante entender que la “Batalla de Venezuela” es para toda América Latina y actuar en consecuencia. [©FIRMAS PRESS]
*Abogado y Politólogo