l director de la Iniciativa democrática de España y las Américas, Asdrúbal Aguiar, hizo un balance de la multitudinaria marcha del jueves en Caracas, en la cual se calcula que más de un millón de venezolanos se expresó en contra del régimen de Nicolás Maduro.
Aguiar, intelectual y escritor, dijo que en el país sudamericano se mostraron realmente sorprendidos por la tranquilidad en el cual los manifestantes se comportaron, pues pese a que los ánimos estaban caldeados por diferentes trabas y advertencias que puso el oficialismo, el reclamo fue totalmente pacífico, legitimando la vocación democrática de las peticiones.
A su juicio, el propósito de la marcha se logró, pues de forma contundente y pacífica, los venezolanos salieron a las calles a exigir el apego a las reglas democráticas consagradas en la Constitución venezolana. Pese a que Maduro siguió en su guión de confrontación pese al abrumador reclamo ciudadano, Aguiar se mostró optimista de lo logrado ayer y vaticinó que la hoja de ruta la tienen clara: seguir reclamando de forma pacífica en las calles
Eso sí, el escritor se mostró convencido de que la única forma de que la precaria situación económica cambie en Venezuela es mediante “un cambio de régimen”, el cual a su juicio se producirá si Maduro se somete a las reglas establecidas en la Constitución que permiten un referéndum revocatorio si se consigue el suficiente apoyo ciudadano, como ha ocurrido este año.
La oposición ha exhibido su fuerza en las calles con la multitudinaria marcha del jueves. ¿Le servirá esta demostración para que el oficialismo convoque el referéndum revocatorio del presidente Nicolás Maduro?
Son dos perspectivas las que están presentes en la vida venezolana y están en una suerte de juego tensional en donde, obviamente, apostamos por la solución pacífica y democrática. Entre otras cosas porque el país ha sufrido mucho en 17 años y exponerlo a nuevas calamidades, como la calamidad de la violencia, que ya ha hecho cuerpo dentro de la propia vida nacional. Que la violencia tenga un incremento sería ciertamente un acto de irresponsabilidad. Por eso la convocatoria de la marcha, que por cierto desbordó los parámetros que podíamos conocer: fueron 9 puntos distintos de la ciudad capital que desbordaron avenidas que suman casi todas 18 kilómetros. Básicamente, tuvo como propósito no solo exigirle al gobierno que se someta a las reglas electorales del referéndum revocatorio, que está de hecho consagrado en la Constitución, sino también demostrarle al gobierno que efectivamente la mayoría nacional la perdió de una manera abrumadora.
¿Fue esta marcha una reiteración de la elección legislativa de 2015 que perdió Maduro?
No parece que fue suficiente la jornada electoral de diciembre del año pasado en donde toda la oposición democrática logró la mayoría calificada de la Asamblea Nacional: 112 diputados. El gobierno, a lo largo del tiempo, ha tratado de señalar que se trató de un accidente; que la mayoría nacional sigue siendo chavista y revolucionaria.
Que la situación económica fue la que coyunturalmente en cierta forma ayudó a la oposición para esta decisión electoral. Lo cierto es que han pasado ya 10 meses y la marejada, el deslave popular de rechazo al gobierno supera ya el 90 por ciento. Es una manera de hacerle entender a Nicolás Maduro que tiene la opción de facilitarle al país una salida pacífica a la que todos seguimos apostando y el gobierno de todas maneras la sigue cerrando. No quisiera exagerar pero el presidente, en una movilización que hizo él en la avenida Bolívar, una avenida central de Caracas donde se hacían las reuniones políticas a comienzos de los 70, una avenida muy pequeña, el oficialismo no llegó a reunir ni siquiera la mitad de la avenida para una concentración que tenía la presencia del Presidente de la República y de todos los actores de la revolución. Lo grave fue lo que ahí anunció. El presidente anuncia que está preparando un decreto, logrando la validación del Tribunal Supremo Judicial para eliminar la inmunidad de los diputados de la Asamblea Nacional. Eso es desnudar de la figura de la inmunidad parlamentaria, simplemente mediante un decreto: una suerte de Fujimorazo.
Precisamente, analistas han catalogado esa amenaza de “Fujimorazo”, pero ¿qué significaría? ¿Qué va a apresar a los dirigentes que convoquen más marchas como la de ayer?
Definitivamente el presidente quisiera tener a los 112 diputados de oposición sujetos de cualquier detención sin procedimiento de parte de la policía política, a eso apunta él. En las horas previas a la realización de la marcha, los dirigentes de Voluntad Popular, el partido de Leopoldo López, fueron llevados a las cárceles por una decisión del ministro del interior. El general Reverol. Por otro lado, Diosdado Cabello en tono amenazante con actos de violencia popular en la última semana. Esta fue la gran prueba de fuego: estaban tan caldeados los ánimos por la misma circunstancia de hambruna que vive el pueblo, la desesperación por la crisis humanitaria que podía presagiar que la marcha se nos fuese de las manos y pudiese terminar en un torbellino que hubiera arrasado. Sin embargo, no fue así. Es una cosa que a todos nos ha sorprendido por la férrea vocación democrática y libertaria del pueblo venezolano.
Es importante que además de ser multitudinaria no haya habido violencia…
Hubo cosas muy focales como en todas las manifestaciones. La manifestación concluyó a las 2 de la tarde y siempre hay algunos en confrontación con la policía. Pero esto fue un verdadero milagro: el testimonio de fuerza democrática que acaba de dar el pueblo debería leerlo Maduro. Lamentablemente, él y el sector que lo cerca es un sector disciplinado que solo lee el guión de los (hermanos Fidel y Raúl) Castro. Esa atadura sentimental, casi automática, que tiene Maduro con el régimen cubano no le permite. Aquí quiero dar mi testimonio, cuando estábamos en víspera de las elecciones, yo dirijo el grupo Idea que integra 36 expresidentes entre ellos por cierto el expresidente Armando Calderón Sol. Resulta que el presidente recibe un grupo, y ante la posibilidad de perder las elecciones, el presidente dice que reconocerá el resultado pero ese mensaje solo duró pocas horas, en pocas horas radicalizaron el lenguaje y arremetieron contra la Asamblea Nacional recién elegida. En el fondo uno se pregunta: ¿es Maduro por acto propio o que no puede salir del guión impuesto fundamentalmente por La Habana?
¿Sí…?
Para la sociedad democrática venezolana es un desafío porque en definitiva cómo lograr, dentro de una relación más que política, con un régimen militarista… cómo lograr resolver un problema esencialmente criminológico entre un secuestrador que el gobierno y ha secuestrado todas las instituciones y pretende mantener secuestrado al país y el secuestrado y cómo resuelve en el que obviamente hay una presión desde afuera por parte de los cuerpos de seguridad sobre el secuestrador para que libere al secuestrado y el secuestrador pensando que puede perder la vida, pero si la pierde prefiere que la pierda el secuestrado. Entonces es una cosa bastante, es un proceso. Y por eso también hubo un anuncio que por parte de los líderes de la mesa. Esto no se termina aquí, es un testimonio de apertura para sostenerse la oposición en la calle mediante actos sucesivos hasta que el gobierno se someta al referendo antes de diciembre.
A la oposición le quedan 4 meses antes del 17 de enero para conseguir el referéndum porque después de esa fecha asumiría el vicepresidente. ¿Qué panorama vislumbra?
Es muy difícil, pero es fácil saber qué hará la oposición: va a una resistencia de calle. Pacífica de manera tal de presionar al gobierno para que se someta a la voluntad popular y que ella decida. Obviamente ellos o radicalizarán su postura y harán mucho más desnuda su vocación autocrática y totalitaria o se lavan la cara si pretenden sobrevivir como movimiento político en Venezuela y aceptan las reglas del juego. Ellos fueron muy celosos, en los últimos 17 años repetían constantemente que no había elección que ellos perdiesen. Había una suerte de inflacionismo electoral en Venezuela. Ellos controlando la totalidad de los poderes públicos, teniendo los recursos del petróleo a la orden para cualquier actividad proselitista o populista. Les era fácil ganar las elecciones y se mostraban ante el mundo como eso: ‘Nosotros somos un gobierno legitimado permanentemente’. Ellos repetían eso y era la respuesta que daban a sectores democráticos que le decían: usted fue electo por el pueblo pero no se comportan como demócrata. En el momento que ellos pierden la calle, pierden la soberanía popular, entonces simplemente quedan desnudos a la mitad de la calle. La reacción es comportarse como les dictan sus convicciones más íntimas, “El poder se ejerce por la buenas o las malas”, como decía (Hugo) Chávez. Esto es una revolución pacífica pero armada. Y uno lo está viendo en el resto de América Latina, que la reacción de los gobiernos de izquierda cuando empiezan a perder sus espacios, es decir que son víctimas de golpes de estado, pero los procesos electorales que han ganado nadie les ha cuestionado esas decisiones. Ahora que por el contrario como sucede en toda experiencia democrática, uno a veces es gobierno y otras es oposición. A veces se es gobierno con mayoría y a veces hay que gobernar con minoría. Ese discurso parece que no han logrado digerirlo y los tiene muy desestabilizados. Y repito la represión sumado a la crisis no es una cosa humana que no tiene precedentes en la experiencia conocida por el país.