Medicina legal registra alza de muertes violentas en julio y agosto

Agosto cerró con 398 homicidios. Entre abril y junio era de 11 el promedio diario de asesinatos; el mes pasado se elevó a 13

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Foto Por EDH

Por Diana Escalante

2016-09-03 9:00:00

La cantidad de homicidios que fueron cometidos en El Salvador entre julio y agosto aumentó con respecto a los que hubo entre abril y junio, según las estadísticas del Instituto de Medicina Legal (IML).

Los datos arrojan que agosto cerró con 398 muertes violentas, 27 casos más que los registrados en julio, cuando fueron ultimados 336 hombres y 35 mujeres. En dicho mes, el promedio diario de muertes violentas fue de 12 y en agosto se elevó a 13.

Estas cifras hacen que se vaya disipando la tendencia a la baja de asesinatos que hubo entre abril y junio, cuando las autoridades registraron 353, 356 y 336 homicidios  respectivamente.  Esto se tradujo en un promedio de 11 homicidios por día.

Al comparar las estadísticas de julio y agosto queda al descubierto que las personas que están entre los 15 y 24 años continúan siendo el blanco de la violencia. 

Otro dato que llama la atención es que en julio la entidad forense registró 10 asesinatos de menores de edad que estaban entre los 10 y 14 años.  

En agosto no hubo víctimas que estuvieran en ese rango de edad, pero fueron asesinados tres niños que estaban entre 0 y 4 años.

 El alza de homicidios  contra niños y jóvenes ha provocado alerta y preocupación de diferentes  organismos internacionales como el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), quien en reiteradas ocasiones ha condenado estos hechos.

El año pasado, El Salvador estuvo a la cabeza de los países con mayores tasas de homicidios contra personas de entre 0 a 19 años. También la cantidad de asesinatos contra personas mayores de 60 años en adelante aumentó.  Medicina Legal reportó en julio 16 casos; en agosto fueron 23.

El 4 y 14 de julio fueron asesinadas 18 personas cada día. Mientras que el 15 y 17 del mismo mes fueron ultimadas 21 cada días, según el informe estadístico de los forenses.

En julio, los departamentos con mayor número de homicidios  fueron San Salvador, Usulután y La Libertad.  La Unión, Chalatenango y  Morazán se posicionaron entre los menos violentos.

Basados en la cantidad de asesinatos registrados, San Luis Talpa, en La Paz, Ilobasco, en Cabañas, e Izalco, Sonsonate, tuvieron la mayor cantidad de muertes.

Un agosto violento

Los  días más violentos de agosto fueron el 2, 7 (durante la temporada vacacional) y 29. En la primera fecha los forenses reconocieron 21 cadáveres y 20 en cada uno de los otros dos días.

San Salvador, Cuscatlán y San Miguel fueron los departamentos con más muertes violentas. Chalatenango y Morazán se mantuvieron como los menos sangrientos.

Mientras que los municipios en los que hubo más asesinatos fueron San Vicente, San Salvador y San Marcos.

Entre las personas que fueron ultimadas el mes pasado había pequeños comerciantes, estudiantes,  asalariados, vigilantes, vendedores informales, así como  dos  policías e igual número de soldados. 

Algunas víctimas fueron asesinadas porque, aunque no tenían vínculos con pandillas,  circulaban en territorios controlados por delincuentes rivales a los que hay en donde ellas habitaban o trabajaban.

Otras pagaron con su vida al haberse opuesto a ser asaltadas, extorsionadas o en venganza porque su profesión les exigía encarar  a delincuentes y contener sus fechorías.

Este es el caso de varios vigilantes privados que prestaban sus servicios en los alrededores del Mercado Central de San Salvador, a quienes según las autoridades mataron porque impedían a los pandilleros  que extorsionaran o acosaran a los comerciantes.

A mediados del mes, un policía destacado en el área de prevención de violencia del puesto de Tepetitán, en San Vicente, fue emboscado y acribillado por delincuentes cerca de su casa, en San Sebastián, de ese departamento.

El 29 de agosto, siempre en San Vicente, fue ultimado en su vivienda otro agente que también estaba destacado en prevención de violencia pero en la delegación de Cuscatlán.

Ese mismo día, varios pandilleros mataron a un soldado en el centro de La Unión.

El último fin de semana de agosto, otro militar que estaba de alta en la Brigada de Artillería, en La Libertad,  fue raptado por pandilleros en Jayaque y fue hallado asesinado días después en un barranco de ese mismo municipio.

Las autoridades también registraron en el mes un aumento de hallazgos de cadáveres que fueron abandonados en la vía pública; algunos estaban desmembrados y otros en estado putrefacto. 

En la mayoría de casos, la Fiscalía y la Policía no pudieron identificar a las víctimas, ni establecer las circunstancias en las que las mataron.

Al respecto, semanas atrás, el  director de la Policía Nacional Civil, Howard Cotto, dijo que la actividad criminal puede variar de lugar en lugar.

También admitió que, en algunos sectores, había “leves incrementos”, algo con lo que  “la Policía tiene que bregar todos los días y todos los meses”.

Cotto señaló que no se podía ignorar que las muertes violentas habían disminuido (entre abril y junio) con respecto al año pasado.

Más de 300 pandilleros muertos en tiroteos

Las pandillas -los grupos a quienes las autoridades atribuyen la mayor parte de homicidios- también han perdido a varios de sus integrantes en diferentes enfrentamientos con policías y militares. Otros han sido ultimados por delincuentes rivales.

Los registros de las autoridades indican que entre el 1 de enero y el 18 de agosto fueron ultimados 363 integrantes de pandillas que desafiaron a policías y militares.  

En estos enfrentamientos las autoridades aprehendieron a 192 personas.

Algunos de los pandilleros fueron sorprendidos por las autoridades cuando estaban planificando hechos delictivos o estaban recibiendo entrenamiento para atacar a policías y militares.

Uno de  estos casos fue en San Martín, al oriente de San Salvador, donde murieron cinco pandilleros que eran originarios de Zaragoza, en La Libertad, y fueron descubiertos por policías haciendo prácticas de tiro en un polígono improvisado.

Algunas fuentes policiales sostuvieron que detectaron un aumento de los hechos de violencia luego de que las autoridades llevaran a cabo la Operación Jaque, a finales de julio, en la que fueron detenidos más de 70 integrantes de la Mara Salvatrucha (MS) y sus colaboradores.

Entre los arrestados había varios cabecillas quienes, según las investigaciones, eran quienes estaban en contacto con los jefes de la estructura que están recluidos en diferentes cárceles.

La mayoría de homicidios registrados en agosto los habrían cometido integrantes de la MS,  según fuentes consultadas, por lo que presumen que sería en represalia por el procedimiento policial con el que la Fiscalía General dijo haber dado “un duro golpe a las finanzas” de la MS.

En la operación incautaron varias armas de fuego, vehículos que eran usados para cometer homicidios, extorsiones y tráfico ilegal de armas.