Un fantasma vaga por Latinoamérica???

Aparentemente estamos rodeados de conspiraciones. Las conspiraciones son hoy una moda de los temores y mitos de la clase política.

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Por Ricardo Esmahan*

2016-09-05 8:44:00

El reciente fallo de la Sala de lo Constitucional de la CSJ, ordenando que Casa Presidencial y el Instituto de Acceso a la Información pública revelen información detallada sobre los viajes del expresidente Mauricio Funes, según especula un reconocido analista, podría poner en jaque mate al presidente Sánchez Cerén, en el caso que un ciudadano reclamara los requisitos constitucionales que debió cumplir su candidatura a la presidencia en las elecciones de 2014. 

Fundó esta teoría, quizás para generar especulación, sobre el artículo 152 de la Constitución, que establece: “el que haya desempeñado la Presidencia de la República por más de seis meses consecutivos o no, durante el período inmediato anterior, o dentro de los últimos seis meses anteriores al inicio del período presidencial”, no podría postularse para dirigir las riendas del país.

Información oficial sobre esos viajes, en poder de los ciudadanos, podría revelar que el profesor Sánchez Cerén en su calidad de vicepresidente 2009/2014, le correspondió en efecto sustituir al presidente Mauricio Funes ante sus muchos viajes fuera del país; más allá incluso, del periodo constitucional que es “conditio sine qua non” para haber sido declarado Candidato por el Tribunal Supremo Electoral. Una demanda de inconstitucionalidad contra esa declaratoria podría expulsarla del mundo jurídico, e igual los hechos jurídicos subsiguientes y de ella derivados.

Y de ahí vienen los gritos, llantos, temores y desvelos de quienes ven en dicha sentencia una conspiración, el preludio del fantasma de un golpe de Estado de los jueces. Y este fantasma que espanta a políticos al vagar por Latinoamérica, hoy hace de las suyas en Brasil, con la destitución de Dilma Rousseff.

La “teoría de la conspiración” ha sido en nuestra cultura política como una manera de detener la discusión, el debate. Para avergonzar y estigmatizar a quienes no creen todo aquello que los gobiernos dicen en sus campañas publicitarias. Denunciar la conspiración denota una repulsión ante supuestos acontecimientos provocados por quienes actúan en secreto. Denunciarla, se cree, es como exorcizarla.

Creer en las teorías de conspiración para algunos políticos es creer que el mundo no está fuera de control. Que se puede hacer algo para contrarrestar las acciones de los conspiradores.

Por ejemplo, analistas explican que el precio del petróleo cayó debido a una disminución global del crecimiento económico y la aparición de nuevas tecnologías. Hay otros, sin embargo, que creen que este derrumbamiento fue diseñado deliberadamente por conspiradores, manipulando cifras financieras de gran alcance, con el fin de causar daño a países como Venezuela e Irán. 

El mito: que existe el control global de poderosas fuerzas que determinan el destino del mundo para su propio beneficio.

Aparentemente estamos rodeados de conspiraciones. Las conspiraciones son hoy una moda de los temores y mitos de la clase política.

La teoría de la conspiración dice que hay tres estadios. Primero, la conspiración rutinaria que se realiza en la política, los negocios, familias y otras organizaciones humanas. Segundo, la existencia de importantes eventos discretos, como un golpe de estado militar o un magnicidio. Y por último, existe la macroconspiración, la confabulación de fuerzas que controlan amplias áreas de la vida, que puede hasta influir en el devenir de la historia.

Entre menos personas conozcan la conspiración, su secreto estará más a salvo,  conservando su poder. Hay que denunciarla para diezmarla, abortarla.

La conspiración, sea poderosa o de poco alcance, resulta difícil pensarla en un despliegue de largo plazo, a escala global y que su efecto sobreviva tanto tiempo. Prontamente colapsaría por su propia exposición.

Dicho esto, es obvio que pregonar la conspiración por videntes disuelve el riesgo. Así, el presidente, por ahora, puede dormir tranquilo.
 

*Columnista de El Diario de Hoy
resmahan@hotmail.com