Hasta la primera mitad del presente año se incrementó la cantidad de medianas y grandes empresas que son víctimas de extorsión en El Salvador, según una encuesta realizada por la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades). Parte del sector privado cree es consecuencia del plan de seguridad implementado por el Gobierno.
La última Encuesta de Competitividad Empresarial, realizada por dicho centro de investigación, reveló que la situación viene empeorando desde 2014, pero en este año se ha agudizado para la mediana y gran empresa.
El 23.7 % de las medianas empresas encuestadas expresó ser víctima de extorsión. Por su parte, el 17.9 % de la gran empresa dijo sufrir este delito, según las cifras al segundo trimestre de 2016.
¿Cuál es la alarma? Al cierre de 2015 el 16.3 % de la mediana empresa reportaba sufrir extorsión. Entre la gran empresa el porcentaje era de 11.2. Dos incrementos considerables en cuestión de meses.
La misma encuesta señala que el porcentaje de empresas víctimas era de 6.7 % para la mediana, y 5.0 % para la grande en 2014.
Como dato adicional, el porcentaje de víctimas entre la micro empresa pasó de 26 % en 2015 a 21.6 % en 2016.
Para el caso de la pequeña empresa, se pasó de 13.3 % a 8.7 %.
En resumen, durante los últimos meses las pandillas han aumentado las extorsiones entre las medianas y grandes empresas, mientras que hay una leve reducción en los sectores que han sido víctimas históricas de este delito.
Para el presidente de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP), Luis Cardenal, este cambio en las extorsiones es consecuencia de cómo funcionan las medidas excepcionales para la seguridad.
Las pandillas tienen dificultades para extorsionar a micro empresarios por la presencia de militares y policías en las comunidades. Por lo tanto, buscan extorsionar a compañías que no dependen de una sola zona, como lo son las que distribuyen productos.
“Las chiquitas… con presencia territorial de la policía, la lógica indica que tendría que reducirse. Lo que se reduce ahí se lo van a reponer (las pandillas) cobrándole más a empresas medianas o grandes”, resumió Cardenal.
Esta visión fue compartida por el director ejecutivo de la Asociación Salvadoreña de Industriales (ASI), Jorge Arriaza.
“El tema de las extorsiones ha disminuido poco o ha cambiado de sectores. Es parte del problema que las autoridades de seguridad deben enfrentar”, añadió.
A juicio del director ejecutivo de la Cámara de Comercio e Industria de El Salvador (Camarasal), Federico Hernández, influye además un “límite de pago” de los pequeños y micro empresarios.
“El extorsionista se da cuenta que si aprieta demasiado … a un pequeño empresario, lo que va a hacer es cerrar… Con el grande si se atreven a ir más allá, de pronto descubren que hay una nueva veta sobre la cual trabajar”, explicó.
Hernández añadió que la Cámara ha sido cauta en celebrar los logros de las medidas excepcionales de seguridad, pues aún no se ve clara una disminución de todos los crímenes que afectan a la población y las empresas.
El representante de los industriales indicó que, de cara al futuro, las autoridades tiene que enfocarse en recuperar la confianza de la población “para lograr denuncias y ser más efectivos”.
Los tres representantes empresariales expresaron que las cifras de extorsión en realidad son oscuras porque no todos los afectados tienen la confianza en denunciar el crimen ante las autoridades.
El presidente de ANEP dijo que para recuperar la confianza se debe pasar por un proceso con la policía y otras instituciones.
Una parte debe ser depurar a la policía, separando elementos señalados por corrupción o agresión a civiles. Al mismo tiempo, capacitando a la fuerza policial y actualizando sus procedimientos a la realidad actual.
El tercer elemento que mencionó Cardenal es una mejor coordinación entre Policía y Fiscalía, para hacer investigaciones adecuadas.
Añadió que resolver el problema de inseguridad no será sencillo y requiere de más acciones que involucren a expertos en el tema. “Estas medidas extraordinarias, pues son extraordinarias pero no pueden ser el plan”, opinó.
El costo de la extorsión
Los ejecutivos de las gremiales empresariales coincidieron que los empleos son los más afectados cuando se trata de extorsiones a cualquier nivel. “¿Qué le pasa a la empresa? Si vende menos, tiene menos oportunidades de empleo… Si se le incrementa el costo… un pan que pudiera valer 10 centavos va a valer 12”, dijo Luis Cardenal.
Para Jorge Arriaza “cuando una empresa de cualquier tamaño comienza a tener problemas de seguridad empieza a pensar menos en invertir, menos en producir localmente, y eso repercute en el empleo”.
En 2014 las empresas privadas tuvieron que pagar $756 millones en extorsiones, según un estudio sobre el costo de la violencia del Banco Central de Reserva (BCR).
Dicho organismo señaló que ese año, el costo total de la violencia fue de $4,026 millones para todo el país. Esto como parte de gastos médicos, negocios no realizados, productividad perdida y otros factores.
El presidente de la ANEP comentó que se ha conocido casos donde empresas deben pagar miles al mes y cientos de miles al año, para que las pandillas les permitan seguir operando.
El empresario matizó que no sucede en todo el país, pero en las zonas donde ocurre sí existe un Estado fallido.
Visión de la pequeña empresa
El presidente del Consejo Nacional de la Pequeña Empresa de El Salvador (Conapes), Ernesto Vilanova, no es optimista con las cifras de reducción de extorsiones en su sector.
Para él hay dos limitantes. Primero, los pequeños empresarios evitan hablar sobre el tema pues son el sector más vulnerable. Luego, las encuestas no permiten hacerse una idea del problema a escala nacional.
“El extorsionista todo el tiempo va a seguir presionando a los sectores vulnerables de la pequeña empresa”, expresó Vilanova.
El presidente de Conapes además lamentó que en este problema no solo se trata de extorsiones hechas por pandilleros, sino también por personas oportunistas que se aprovechan del clima de inseguridad. El mayor daño siempre será en micro y pequeños empresarios.