Esta semana trascendió que el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que nuestro Producto Interno Bruto (PIB) es más pequeño de lo que se cree.
Esto significa que nuestra economía es más pequeña. El valor de todo lo que producen al año los salvadoreños es menor.
Para el Gobierno, si es cierto que el PIB está inflado, significa problemas porque cambian sus indicadores fiscales.
Los organismos internacionales usan “ratios” para medir cuanto representan la deuda o los impuestos, si se comparan al PIB.
En otras palabras, si la economía es más pequeña, quiere decir que el Gobierno está más endeudado. Los $17,175 millones de deuda pública no representan el 64.3 % del PIB, sino más del 70 %.
Por otro lado, lo más de $4,000 millones que el Estado recibe al año en impuestos ya no son una carga tributaria del 15 %, sino mayor. La administración Sánchez Cerén se propuso alcanzar una meta del 17 %.
Estos dos elementos suponen que el riesgo crediticio del país podría empeorar. Los préstamos para el Gobierno podrían ser más caros, por una mayor tasa de interés.
Eventualmente ese efecto alcanzaría a los bancos y los préstamos que dan a la población.
Que el PIB sea menor no tendría un efecto sobre los salarios, pero existe la posibilidad de que influya en cómo se calcula el salario mínimo.
“La evidencia, a partir de los datos oficiales, es que la productividad laboral se ha incrementado. Habría que analizar, si el PIB es más pequeño, si el valor agregado por los sectores no ha caído en el nuevo PIB”, dijo el investigador económico de la Fundación Nacional para el Desarrollo (Funde), Rommel Rodríguez.
“Tanto el número nuevo de población como el de valor agregado debería reconsiderarse de cara a este incremento salarial para que se haga acorde a cómo establece la situación”, añadió.
El economista dijo que no se puede decir ya si este recalculo subiría o bajaría el salario mínimo.