Analizando cambios en perfil de empresas extorsionadas según encuesta de Fusades

Las pandillas, por lo tanto, no tienen que invertir muchos recursos o tiempo para extorsionar a sus víctimas, solo necesitan explotar su reputación violenta.

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Nelson Bonilla, seleccionado de la Selección de Fútbol de El Salvador. / Foto Por Archivo

Por Carlos Ponce*

2016-09-06 6:51:00

Recientemente, la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades) dio a conocer los resultados de su última Encuesta de Competitividad Empresarial. Las cifras indican que los patrones de victimización en el sector privado han experimentado un cambio relevante. Específicamente, los datos revelan que el perfil de las empresas víctimas de extorsión está cambiando. Las micro y pequeñas empresas, tradicionalmente las más afectadas por el delito de extorsión, reportan una disminución. Sin embargo, más empresas medianas y grandes aseguraron haber sido víctimas de dicho ilícito, lo que sugiere que la variación identificada por el estudio no es resultado directo del abordaje oficial – que implicaría una reducción general de la incidencia de extorsión – sino un síntoma de la evolución de las estructuras delictuales dedicadas a la extorsión sistemática.
   
Según la encuesta, el 26 % y 13.3 % de las micro y pequeñas empresas, respectivamente, fueron víctimas de extorsión. Al contrastar estas cifras con las de 2015, se observan disminuciones de 4.4 y 4.6 puntos porcentuales, correspondientemente. Por otro lado, el 23.7 % y 17.9 % de las medianas y grandes empresas, respectivamente, reportaron haber sido víctimas de extorsión durante 2016, lo que significa que la victimización de este tipo de compañías incrementó en 7.4 y 6.7 puntos porcentuales, correspondientemente, en relación al 2015. Algunos han atribuido estas variaciones a la implementación de las medidas “excepcionales” impulsadas por el gobierno, pero la dirección de los cambios es más consistente con una posible sofisticación en la forma de operar de los extorsionistas.
      
En el delito de extorsión, la gravedad e inminencia de la amenaza percibida por la víctima son elementos clave que incrementan las probabilidades de éxito para el extorsionista. Es por esto que la extorsión es método para la generación de dinero que resulta atractivo para las pandillas. Dichos grupos cultivan y mantienen reputaciones e identidades construidas alrededor de su disposición para recurrir a la violencia y cometer delitos. Las pandillas, por lo tanto, no tienen que invertir muchos recursos o tiempo para extorsionar a sus víctimas, solo necesitan explotar su reputación violenta. Esto es precisamente lo que atrae a extorsionistas oportunistas, que fingen ser pandilleros para extorsionar con facilidad.
 
Las víctimas más vulnerables para las pandillas son los negocios que operan en las comunidades en las que se mueven. Es allí donde su reputación y presencia es más fuerte y, por lo tanto, sus probabilidades de éxito más altas. No obstante, la cantidad de dinero que se puede exigir a este tipo de víctimas es limitado y, por lo tanto, la generación de ingresos por extorsión está en función del número de víctimas.
 
La literatura criminológica indica que los delincuentes más sofisticados tienden a involucrarse en patrones delictivos más eficientes, minimizando los riesgos asociados con delinquir. Los criminales menos refinados cometen más delitos que producen ganancias relativamente menores, mientras que los más sofisticados cometen menos delitos, pero cada ilícito genera retornos relativamente más altos. Por ejemplo, un ladrón callejero roba a decenas de personas en el transporte público mensualmente, obteniendo cada vez un máximo de $20. Por otro lado, un ladrón de bancos comete sus delitos con mucha menos frecuencia, pero su botín es mucho mayor. Bajo esta premisa, los extorsionistas más sofisticados victimizan a menos víctimas, pero exigen cantidades de dinero más elevadas.
 
Una reducción resultante de las estrategias gubernamentales contra la criminalidad implicaría una reducción generalizada del delito de extorsión y no una migración a extorsiones más sofisticadas, complejas y lucrativas, como lo sugieren las cifras arrojadas por la encuesta de Fusades. Consecuentemente, es importante interpretar estos resultados de forma adecuada y advertir que revelan la evolución delictual de las pandillas.
    

*Criminólogo
@cponce_sv