Es un espectáculo hermoso. Ver iluminado con cientos de farolitos las calles de Ahuchapán es una estampa mágica que llena de encanto al lugar.
Esta tradición, que ya es reconocida incluso a nivel internacional, se celebra cada 7 de septiembre, desde 1850. Según la tradición católica, la actividad conmemora la víspera del nacimiento de la Virgen María.
Cientos de artesanos trabajan con varios meses de anticipación en la elaboración de los farolitos. Los cuales están hechos con madera y papel celofán.
Las actividades comienzan desde temprano con una variada oferta gastronómica en el parque central del pueblo de Ahuachapán.
La pintoresca tradición se ha extendido a otros pueblos de la zona occidental, como Concepción de Ataco y Apaneca.
En el 2014, la Asamblea Legislativa declaró esta celebración como “Patrimonio Cultural Inmaterial de El Salvador”. “En reconocimiento al esfuerzo de los habitantes de Ahuachapán por mantener la tradición de celebrar desde hace más de 150 años, cada siete de septiembre el Día de los Farolitos”.