La decisión de Daniel Ortega, de otorgar asilo político al expresidente de El Salvador, Mauricio Funes, en poco más de 24 horas, tomó por sorpresa a Nicaragua y produjo un revuelo que se manifiesta más en los medios de comunicación y en las redes sociales, que en la vida diaria.
La sociedad nicaragüense –que ha visto desmoronarse el estado de derecho y ya no cuenta con que haya elecciones libres y transparentes, y ha dejado de protestar en las calles – utiliza las redes sociales como válvula de escape para expresar indignación sobre distintos temas, como la decisión del gobierno de Ortega de darle refugio a Funes.
El malestar surge de lo expedito del procedimiento de asilo hecho por Ortega pero que se niega a responder las demandas de los nacionales no afines a su ideología.
Algunos comentarios apuntan en la misma dirección, como el de Ricardo García Gómez, quien se pregunta: “¿dónde está la solidaridad con el pueblo cubano?, pero a Funes sí se le brinda todo tipo de privilegios”.
Otros comentarios (que no se citan textualmente porque son ofensivos), se concentran en comparar a Funes con el nicaragüense Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo, sobre quienes pesan muchas acusaciones y sospechas por presuntos malos manejos de las arcas públicas.
José Ricardo Rodríguez Duarte dice: “a los nicas se les aplica el “principio” de presunción de culpa y a los ‘albasocios’ se les aplica el principio de presunción de inocencia o aún más, el principio de la impunidad”.
Mientras Steve Fajardo se lamenta porque: “se le trata mejor a un extranjero que a uno de nuestra propia tierra, y lo peor, que es a una persona corrupta”.
Andrés Escobar, por su parte, opina que “el que corre es porque es corrupto. A Funes… ni su país lo quiere; además, el que no la debe no teme”. Otros como José Pedro García, apuntan a que la actitud de Daniel Ortega se explica por “la maldición del Malinche: tú que te muestras humilde ante el ‘extranjero’, pero te vuelves soberbio con tus hermanos del pueblo”.
Mientras que exfuncionarios de gobierno nicaragüense como el excanciller durante el gobierno de Arnoldo Alemán (1997–2002), Francisco Aguirre Sacasa, criticó la decisión de Ortega por considerar que deteriora la imagen internacional del país.
Por su parte, Carlos Langrand, exdiputado liberal, lamentó que Ortega no se compadezca de miles de refugiados cubanos, haitianos y africanos que llegan a las fronteras no pidiendo asilo, sino solo que se les permita transitar por el territorio nacional, pero se apresura a brindar asilo a “evasores” de la justicia.
Trámite expedito
La resolución del cuestionado asilo número 073-2016, publicada el martes 6 en La Gaceta, Diario Oficial, no fue firmado por Daniel Ortega sino el canciller de la República, Samuel Santos, pero nadie duda que la decisión se tomó al más alto nivel.
Eso explica que la solicitud de asilo, que fue presentada por Mauricio Funes para él y su núcleo familiar el pasado jueves primero de septiembre, haya sido aprobada en unas 24 horas, y emitida el viernes dos de septiembre.
La consideración principal para aprobar esa solicitud es que “la Constitución Política de la República de Nicaragua asegura el asilo para los perseguidos políticos, amparando a los perseguidos por luchar en pro de la democracia, la paz, la justicia y los derechos humanos…”.
Por ello, resuelve otorgar “asilo político al Ex Presidente de la Hermana República de El Salvador, señor Carlos Mauricio Funes Cartagena”, así como su compañera y sus tres hijos…”, dice el escrito.
Aunque la resolución ministerial fue publicada el martes 7 de septiembre, la misma estuvo vigente desde el viernes pasado.