El título de este artículo es una descriptiva irrebatible frase del analista Roberto Rubio concerniente al pensamiento de los políticos corruptos que abundan en nuestro país.
En programa televisivo, diputada efemelenista defendiendo la indefendible corrupción de Mauricio Funes y pareciendo que su ancianidad no le enseñó nada en la vida, apoyó y alabó a este cínico individuo con un: “Si no hay pruebas, no hay delito”. Este horror significa en otras palabras, “Si la corrupción se da sin poder rastrease, el evidente saqueo de nuestro Mauricito merece avalarse por ser ‘el crimen perfecto’ ”. ¡En qué manos está nuestra patria!
Bonito llegar a presidente con un par de zapatos, uno negro y otro café, y terminar con más de ochenta pares de marcas famosas totalizando millares de dólares del pueblo. Llegar debiendo hasta la camisa, y salir con cien camisas Ferragamo (y debiendo miles de dólares a una víctima suya jamás remunerada ni cuando se volvió millonario con nuestra plata, habiendo posteriormente hasta obsequiado $700,000°° a un amigo). Funes, como premio por su “crimen perfecto”, es amparado por su propio partido.
Los buenos políticos miden sus palabras y acciones apelando a sus conciencias que les dicta qué es bueno y qué es malo, y reconocen que su obligatoriedad es con el bienestar de la ciudadanía y no con la de sus propios intereses como hoy, la corrupción para volverse ricos de un plumazo.
El Coordinador General efemelenista, igualmente ha apoyado la patente corruptela del ex-presidente investigado, declarando en “102.9”: “Le dijimos a Funes, ‘quédate en Nicaragua, aquí te pueden capturar’ ”. (Significando:“Nuestro corrupto es bueno. Los que no son nuestros, son malos”).
La corrupción es una de las peores lacras salvadoreñas, sumada a la inseguridad, asfixiadas economía, salud, educación, desempleo, pobreza.
El “Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas” que también mide la “percepción de corrupción” recopilada por “Transparencia Internacional”, dice que los países menos corruptos son los más prósperos y desarrollados. Esta medición solo es entendida por todo aquel que no está cegado por el dogmatismo ideológico.
Leyendo en el periódico Digital El Faro: “La situación económica y fiscal de El Salvador es apremiante. La crisis del sistema previsional condena a pensiones de pobreza a los jubilados, y la deuda acumulada para pagarlas se ha vuelto incosteable para el gobierno. El déficit entre ingresos y gastos tiene a la administración al borde de la incapacidad para pagar salarios o pensiones”, vemos que las perspectivas monetarias a corto plazo son serias. El Salvador tiene años de ir a la zaga en crecimiento económico en la región, siendo el país de Centroamérica de menor crecimiento en últimos años.
Entre 2003 y 2007, la economía salvadoreña llegó a crecer un máximo de 3.84 % (en 2007), pero solo dos años más tarde, en 2009, sufrió una contracción del 3.11 %. En la última medición de la pobreza dada a conocer (Oct. 2015), ésta había aumentado 35.3 %.
Todos los sectores, gobierno, empresarios, instituciones, deben comprometerse conjuntamente en un pacto por el crecimiento económico, pacto para la responsabilidad fiscal, el fortalecimiento de la institucionalidad democrática, el combate y reducción de la pobreza, resolviéndole sus necesidades al pueblo, integrando municipios en la lucha para proporcionar los necesarios servicios públicos para todos.
La contraparte gubernamental debe abandonar el despilfarro de los recursos públicos y sacar la corrupción galopante en la mayoría de puestos gubernamentales. Eso aleja la inversión y sin inversión no hay crecimiento, ni hay empleo. Todo está entrelazado.
El pueblo lo sabe, ya que como dice en las encuestas, “el país va por el rumbo equivocado”.
*Columnista de El Diario de Hoy