???Existía la idea que la guerra contra el terrorismo se peleaba fuera de EE.UU.???

El exdiplomático relata cómo vivió y qué sintió aquel 11 de septiembre, hace 15 años, cuando Estados Unidos fue atacado. Y cuenta las peripecias que hicieron para ayudar a la comunidad salvadoreña radicada en ese país

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René León

/ Foto Por EDH

Por Katlen Urquilla

2016-09-11 9:00:00

Hace 15 años René León fungía como embajador de El Salvador en Washington y le tocó vivir el fatídico 11 de septiembre; lo recuerda vívidamente, dice y califica la experiencia como “surrealista”. En entrevista telefónica con El Diario de Hoy, desde la capital estadounidense, relata qué pasó ese día y los posteriores a los ataques terroristas y hace una evaluación de las lecciones que dejó ese hecho.  

¿Cómo recuerda el 11-S, qué estaba haciendo ese día, hace 15 años?

En esa fecha, eran las 9:15 de la mañana recuerdo yo. Me estaba preparando para salir a la embajada porque tenía una reunión alrededor de las 10:30 de la mañana. Cuando iba saliendo de mi habitación vi las noticias y vi que una de las torres del World Trade Center había sido impactada, tenía fuego y le estaba saliendo humo. En ese momento mi reacción fue pensar que estaba viendo una película o un simulacro de algo, hasta que me di cuenta que la transmisión era en vivo; le presté atención a los comentarios que estaban haciendo, recuerdo que estaba viendo NBC y las personas que estaban en el programa matutino decían que no tenían mayor información de lo que había pasado. 

Me senté y seguí viendo la noticia hasta que el segundo avión impactó el Pentágono, eso fue más o menos como 15 para las 10 de la mañana. A esa hora ya tenía a la jefa de prensa de la embajada contactándome y a otras personas contactándome por teléfono y comentando un poco lo que había ocurrido. Empezamos a pensar cómo íbamos a reaccionar como gobierno de El Salvador acreditado en los Estados Unidos.

Fue una experiencia bastante difícil desde el punto de vista de primero asimilar lo que estaba pasando: un ataque terrorista en pleno corazón de los Estados Unidos, el corazón financiero en Manhattan, y segundo lugar, otro ataque en un lugar muy simbólico del poder militar de los Estados Unidos como era el Pentágono. 

Y en ese momento era pensar en las posibles repercuciones que podía tener eso sobre los salvadoreños que vivían en los Estados Unidos, porque obviamente sabíamos que iban a haber muchas víctimas como resultado de los ataques, tanto en Nueva York como en Washington. Pero también sabíamos que podía afectar a la comunidad salvadoreña, ya sea por las víctimas directas de los ataques o por las implicaciones posteriores que estos ataques iban a tener. 

¿Pero en aquel primer momento, qué cruzó por su mente, cómo pensó en reaccionar, cuáles fueron sus primeras gestiones?

Aquí en Washington y en Nueva York hubo bastante confusión y la gente tenía pánico. En ese momento no había mucho que decir oficialmente, simplemente asimilar la noticia y ver que los bomberos, los policías estaban ayudando en la evacuación de los edificios públicos. 

Nuestra primera reacción como representantes del gobierno de El Salvador era qué vamos a hacer para tratar de salvaguardar a los salvadoreños que vivían acá. Una de las primeras cosas que hicimos fue ponernos en contacto con una radio local acá en Washington para hacer un llamado a los salvadoreños y ver de qué manera podíamos idear un mecanismo de comunicación. 

Ahora con la ventaja de ver 15 años hacia atrás quiero decir varias cosas. En primer lugar, creo que los servicios de rescate, de policía y de bomberos hicieron una gran labor de rescate de víctimas y de evacuación de los edificios y de poner a salvo a la mayor cantidad de personas posibles, pero era obvio que el sistema de respuesta ante ataques terroristas no estaba preparado. Hubo mucha falta de comunicación.

Hubo mucha reacción heroica pero espontánea, más que una actividad planificada. Tampoco había un plan de cómo comunicarse con la población civil y cómo organizarla ante un ataque de esta magnitud. No hubo ningún tipo de reacción oficial de Washington con el cuerpo diplomático acreditado acá. Pasaron más de 72 horas para que hubiera alguna comunicación oficial. Hubo muchas sorpresas, mucho pánico, mucha improvisación.

Me comuniqué con la canciller  María Brizuela de Ávila y me ordenó que me fuera para Nueva York y que organizara una visita no solo a los centros de atención que se crearon para atender a las víctimas, sino para tener reuniones con autoridades de Nueva York y con organizaciones no solo de salvadoreños, sino hispanas.

¿Cómo lograron canalizar la comunicación y la ayuda con la comunidad de salvadoreños?

Se generó un mecanismo de comunicación como los que habían en el Renacimiento, a través de anuncios en cartulina, en cartones que se pegaban en determinados lugares de la ciudad donde se pedía información y se ponía el nombre de un familiar que se andaba buscando o sencillamente se anunciaba que la persona estaba bien para que lo supieran sus familias. Era interesante porque en pleno siglo 21 utilizar un sistema de anuncios por carteles y dejarlos en puertas o en muros era muy interesante, sobre todo en Nueva York. 

¿Cómo tomó usted lo que había pasado, tuvo temor, cómo lo asimiló?

Al principio con mucha sorpresa, nadie se esperaba esos ataques terroristas. Definitivamente existía la idea de que la guerra contra el terrorismo se peleaba fuera de los Estados Unidos desde 1991 cuando fue la primera guerra contra Iraq o la invasión que hizo Estados Unidos y la posterior lucha terrorista con Al Qaeda. El escenario del combate al terrorismo era en Afganistán, en Iraq, no estaba en Estados Unidos. No estaba localizado a 10 minutos de donde vivía. 

Eso da un shock inicial. Uno está pensando que es una batalla que se pelea afuera y de repente se está peleando a minutos de su casa. 

Yo recuerdo que la noche del 11 de septiembre aviones del Ejército, de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, patrullaban Washington y oir los jet F-16 o F-18 encima de Washington toda la noche era una experiencia surrealista. Recuerdo esa noche vívidamente estar oyendo noticias y viendo reportes y tener esa sensación que de verdad hay un ataque contra los Estados Unidos y sentir esa incertidumbre de estar en una zona bajo ataques terroristas.

Luego de esa experiencia, ¿cómo ve 15 años después el combate al terrorismo y la seguridad en EE.UU.?

Yo siento que Estados Unidos está mejor preparado en cómo enfrentar un ataque terrorista. A nivel de gobierno, de autoridades locales, federales, de servicios de emergencia aprendieron muy bien la lección. Hoy tienen planes y aquel vacío que hubo en aquel momento lo han llenado muy bien… Pero los ataques terroristas en países de Europa demuestran que por más esfuerzos que se hagan solamente la inteligencia de información preventiva pueden abortar un ataque terrorista, pero no hay garantía que no va a ocurrir. Es una amenaza latente. Yo la tengo presente cada vez que uso el metro de Washington; allí no hay ningún tipo de escrutinio o supervisión si se lleva un arma, una bomba. Hay muchos blancos blandos que puede ser un centro comercial, una estación de metro, etc.