Aquí, gracias a Dios, hay riqueza de contenidos

Un caso abominable fue el de Venezuela bajo Chávez, que en las horas de mayor audiencia, cuando la gente normalmente sintoniza las radios para oír lo que les gusta o lo que les descansa, encadenaba las emisoras para depotricar.

descripción de la imagen
elsalvador.com

Por

2016-09-11 8:17:00

Los padres de la nueva Ley de Cultura pretendieron regular contenidos musicales de las transmisiones de radio del país, alegando que “siendo el Estado dueño del espectro radiofónico, al concesionar frecuencias tiene derecho a determinar contenidos”, como por ejemplo, establecer que todas las estaciones tengan que transmitir música nacional.

 Es contradictorio que vía una ley de cultura, que debe fomentar la diversidad mientras no se caiga en contenidos sucios, amorales o que inciten al odio, se haya pretendido forzar a la gente a oír lo que voluntariamente no busca.

Cultura es precisamente diversidad, poder explorar ideas, tomar parte en movimientos artísticos, patrocinar corrientes musicales, interesarse por las tendencias en la moda… la cultura en el buen sentido se asienta sobre la libertad de pensar, escoger, definir, rechazar, patrocinar.

 Y esa libertad para transmitir lo que los dueños o responsables de emisoras deciden ha conducido a que en El Salvador se oiga de todo; hay radios que se especializan en programación ranchera o música clásica, otras que varían sus espacios de acuerdo con la hora y el día, radios nostálgicas con “oldies” de los 50, 60 y 70 o  “música de siempre”, jazz y blues, radios católicas, radios evangélicas, radios dedicadas a difundir noticias o debates…

Muy diferente lo que la libertad nos brinda, a lo que sucede bajo las dictaduras, que pasan alguna música pero se concentran en la propaganda y en diseminar odio.

Sólo cuando hay libertad es que las audiencias no están expuestas a ser cautivas, que no pueden escoger sino que están forzadas a oír lo que el déspota dispone.

Un caso abominable fue el de Venezuela bajo Chávez, que en las horas de mayor audiencia, cuando la gente normalmente sintoniza las radios para oír lo que les gusta o lo que les descansa, encadenaba las emisoras para despotricar contra el “imperialismo” y decir toda clase de estupideces.

Doña Mercedes de Altamirano reseñaba que en una ocasión cuando fue –como iba todas las noches– donde el censor con las “pruebas de galera” para que ese individuo tachara noticias o las mutilara, que éste le dijo que quería agregar una nota a las noticias. Ante esto, ella respondió: usted puede tachar lo que quiera, pero no va a agregar ni una coma…

Y agregar comas, en este caso disponer de los contenidos en los medios, es lo que pretenden los individuos con mentalidad dictatorial.
 

Lo que quieren es forzar
a oír lo que disponen

La palabra cultura proviene de cultivo, lo que las personas por su cuenta hacen cultivando su saber, su sensibilidad, su entendimiento.

Cultura es un esfuerzo personal que se apoya en la riqueza cultural, o falta de, que ofrece un país, se trate de monumentos, bibliotecas, universidades, mesas de debate, lo que los ciudadanos ilustrados pasan a quienes les oyen o atienden sus enseñanzas.

Y una parte importantísima de lo cultural es lo que los medios de comunicación, entre ellos la radios, difunden.

Y es eso por desafortuna lo que pretenden siempre los totalitarios es quitarle a la gente la libertad de escoger para forzarle contenidos, dosificarle lo que oye y mira, reducir espacios de todas las músicas para remachar una clase de ellas.