No todos los que se van tienen nexos con maras

Según lo observado en los sitios, tampoco todos los que se quedan tienen familiares pandilleros.

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Decenas de casas en El Castaño estuvieron con candados en sus puertas. Perros y aves de corral deambularon por la zona, después del desplazamiento forzado de septiembre de 2016. Foto EDH / Archivo / Foto Por Marlon Hernández

Por Jorge Beltrán Luna

2016-09-16 9:34:00

El  director general de la Policía Nacional Civil (PNC) Howard Cotto, dijo ayer durante una entrevista televisiva que hay muchos casos en que familias abandonan sus hogares porque reciben amenazas de pandillas debido a que  entre sus miembros hay personas que pertenecen a maras rivales.

La explicación que dio el funcionario parece no estar acorde a lo que desde el jueves acontece en el caserío El Castaño de Caluco, donde solo hay presencia de la pandilla 18.

De allí, parece ser, que decenas de familias han abandonado sus casas tras dos asesinatos cometidos por ese grupo delincuencial.

Cotto también criticó que haya medios de comunicación que solo informan cuando se dan los desplazamientos mas no cuando las familias regresan, como casi siempre sucede, según dijo.

Sin embargo, este periódico ha informado con apego a la realidad sobre caseríos que lucen despoblados luego de meses de haber sido abandonados, como Chorrera Blanca y Los Sitios, en el municipio de Izalco, y los caseríos Los Sosas y Los Ponce, en Panchimalco. 

En Los Ponce mataron al padre de una de las colaboradoras de Cotto, luego de lo cual, mucha gente abandonó el caserío. Muchos no regresaron más.

A principios de mayo de este año, se constató  el caso de Río Viejo, en San Luis La Herradura, un caserío al cual la gente regresó gracias al trabajo de dos policías y cuatro soldados.  Algo que se ha  comprobado por este diario es que tras el trabajo policial, algunas personas han regresado a sus viviendas.