Cuando ingresan al programa “Supérate”, de Adoc, no imaginan que tendrán un espacio para relajarse y hacer ejercicio, ni siquiera saben qué es yoga. Sin embargo, más de 300 jóvenes se han beneficiado con esta “materia”.
En 2008 el fundador de empresas Adoc, Roberto Palomo, inició el programa “Supérate”, con la visión de brindar a adolescentes de zonas vulnerables, como Soyapango, Ilopango, San Martín y Tonacatepeque, educación complementaria e integral. Ese mismo año también decide que el yoga formaría parte de la currícula del programa.
La fundadora de Yogashala, María del Carmen de Palomo, es la encargada de enseñar y dirigir las prácticas de yoga dos veces a la semana. En un salón amplio, más de 70 alumnos siguen rigurosamente las “asanas” que dicta De Palomo.
Te puede interesar: 4 ejercicios para reducir el estrés laboral
—Si no saben como hacerlo, fíjense en el de adelante. Pierna derecha arriba, exhalamos y traemos la rodilla a la frente… —recita.
Y las directrices no paran en más de 45 minutos. La intensidad del ejercicio es evidente, los chicos sudan pero también ríen.
“Para mí es ‘mi momento del día’. Es un espacio en donde te podés relajar y no tengo que estar pensando en los problemas de la vida sino que trato de buscar la paz interior”, comentó Fátima Ruiz, de 17 años, tras finalizar la práctica.
Su entorno puede ser convulso pero en “Súperate” han encontrado un lugar donde fortalecer sus habilidades, donde aprender y encontrar un momento de calma.
Es esa relajación que han conocido a través del yoga la que se ve reflejada en resultados como: mejores hábitos de estudios y “mayor concentración”, como lo indicó Kevin Díaz, otro joven practicante.
Benhur Zepeda, director del programa, reafirmó los beneficios que el yoga ha traído a los jóvenes: “es una oportunidad de liberar la tensión del estudio, las tareas y el mismo entorno social al que están expuestos en sus comunidades. Es una actividad que su cuerpo agradece y les permite renovar energías para enfrentar sus compromisos académicos con la mejor actitud”.
—No permitimos que ningún pensamientos se pare. Relajamos el cuerpo. Respiramos y exhalamos— dice en voz baja De Palomo, mientras los adolescentes yacen en el suelo y parecen en un letargo.
Poco a poco despiertan y la clase de yoga termina pero saben que dentro de unos días volverán a experimentar lo complejo y bondadoso de este milenario ejercicio.
**Yogashala invita a la clase “Yoga para todos” el próximo 24 de septiembre, a partir de las 6:00 a.m., en el Parque Bicentenario.