La Procuraduría General de la República (PGR) atraviesa, otra vez, apuros económicos que han llevado a su titular, Sonia Cortez de Madriz, a pedirle a sus acreedores que “tengan paciencia”, ya que el presupuesto actual de la institución no alcanza para saldar sus deudas.
Como ha ocurrido en ocasiones anteriores, la entidad (que se encarga de dar asistencia legal y psicosocial a la población, así como mediar en la resolución de conflictos) depende de un refuerzo presupuestario para poder llegar a fin de año.
El Ministerio de Hacienda le desembolsó a la Procuraduría para 2016 un poco más de 25 millones de dólares.
La mayor parte del dinero, dijo la procuradora en una entrevista en Canal 12, se utiliza para el pago de salarios y el resto para funcionamiento.
Cortez de Madriz ha pedido a Hacienda una asistencia de 1.2 millones de dólares. También ha enviado cartas a los diputados exponiéndoles el problema.
Tomando en cuenta que los recursos del Estado no están en bonanza y atendiendo el llamado a practicar la austeridad, la PGR ha estimado que un presupuesto de 31 millones de dólares le permitiría salir del bache económico.
“Es bastante preocupante, hasta aflictivo, puesto que cada año estamos sumergidos en un círculo vicioso… Se afectan los servicios porque no tenemos los medios para atender a la población”, señaló Cortez de Madriz.
Este “mal histórico”, como lo llamó la funcionaria, llevó a que, días atrás, el sindicato de trabajadores impulsara un paro de labores para pedir una inyección presupuestaria.
La medida, que duró una semana, afectó a miles de usuarios de las 17 sedes en el país.
Una situación similar enfrentaron en septiembre de 2014, cuando hubo otro paro de labores durante varios días por la misma razón.
En esa ocasión, los sindicalistas denunciaron que tenían varios meses de no pagar servicios básicos como el agua y la energía eléctrica.
A raíz de esas denuncias, la Asamblea Legislativa aprobó un desembolso de 840 mil dólares para que la Procuraduría paliara la crisis.
Actualmente, hay mora con los arrendatarios de locales y se carece de personal, así como de equipos tecnológicos. Además, la flota vehicular ha terminado su vida útil y a los talleres se les adeudan unos 22 mil dólares.