Las seis perlas adriáticas que surgieron de Yugoslavia

Diocleciano le dio el golpe de muerte al Imperio Romano imponiendo un régimen socialista, completo con controles de precios y terribles penas a quienes los violaran. Y además persiguió a los cristianos.

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Mario Salaverría, presidente de la Asociación Azucarera de El Salvador, entrega un diploma de capacitación a uno de los participantes.

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2016-09-25 9:14:00

Seis naciones libres, progresistas, muy bellas y llenas de interés y de historia, ocupan el espacio de la vieja Yugoslavia, un país artificialmente formado en los Balcanes después de las guerras que sacudieron la región previo a ser ocupada por los nazis hasta 1944.

Yugoslavia existió mientras estuvo vivo el dictador Josip Broz Tito, menos absolutista que los despotismos creados por el estalinismo, pero cuya represión y crímenes están saliendo a luz con el paso del tiempo.

“Éramos muchísimo más libres que los búlgaros o los rumanos y podíamos viajar al exterior”, recuerdan los pobladores, pero se sufrió de censura, nadie estaba seguro de nada y las regulaciones e imposiciones asfixiaban la economía.

La pesadilla ha pasado y de los escombros de Yugoslavia se formaron Serbia, Bosnia Herzegovina (o Gran Ducado de Bosnia), Croacia, Eslovenia, Montenegro y Macedonia, esta última al norte de la Macedonia griega de Filipo y Alejandro el Grande.

 Todas las repúblicas tienen su encanto: Croacia con Dubronik, la ciudad amurallada con su centro antiguo que es una de las perlas del Mediterráneo; Montenegro con sus montañas oscuras y sus brazos de mar cuyos majestuosas paisajes compiten con los Fiordos de Noruega; Bosnia con Sarajevo (donde asesinaron al archiduque Francisco Fernando, encendiendo la chispa que hizo estallar a la vieja Europa) y Macedonia.

De sus historias, los croatas cuentan que Marco Polo nació allí cuando Croacia estaba bajo dominio veneciano y que su riqueza se basaba en las salinas de Ston, que compitieron con “Sal”zburgo, el ingrediente esencial para elaborar los embutidos, la forma de preservar la carne hasta la invención del frigorífico.

Y para proteger esas salinas los croatas erigieron una muralla muy similar en sus rasgos a la china, pues como una serpiente de piedra se extiende a lo largo de los montes de Ston, donde además de sal cultivan ostras y crustáceos.

Hay dos formas de visitar Dubronik, Splitz y Montenegro: en un crucero pero perdiendo parte de la experiencia directa de lo que son las ciudades, su gastronomía y movimiento constante de la gente, o haciéndolo “en tierra” pero caminando sin descanso.

En Croacia está Splitz, el lugar que escogió el emperador Diocleciano para retirarse poco antes que Constantino el Grande derrotara a su sucesor escogido, Maxencio, e impusiera el Cristianismo como la religión oficial del Imperio Romano.

El palacio de Diocleciano se transformó en ciudad, pues la actual Splitz es una amalgama de las viejas construcciones. Y el mismo palacio fue ocupado por los pobladores para refugiarse de las invasiones bárbaras, que iniciaron cuando en el 410 después de Cristo el Rin se congeló y pudieron así las tribus germánicas cruzarlo y conquistar las civilizadas y maravillosas tierras del Imperio.

El socialismo de Diocleciano  
acabó con el Imperio Romano

Diocleciano le dio el golpe de muerte al Imperio imponiendo un régimen socialista, completo con controles de precios y terribles penas a quienes los violaran. Y además persiguió a los cristianos, pero se debe hacer una salvedad: menos cristianos murieron durante todas las persecuciones imperiales, que las víctimas causadas en la primera guerra entre dos facciones cristianas.

Maxencio fue derrotado en la batalla del puente Milvio. Según la tradición, Constantino vio aparecer una cruz en el cielo con la leyenda “In hoc signo vinces” (con este  signo vencerás).

Constantino sólo se bautizó en su lecho de muerte…