Jasper Allen, un niño de 2 años, pasó cinco días en el hospital con todo el cuerpo cubierto de ronchas, llagas, picazón, que también se infectaron. El diagnóstico: varicela.
Sin embargo, Sara Allen, de 36 años de Inglaterra, y madre del niño, dijo que los médicos le comentaron que la varicela de su pequeño hijo “ha sido un caso agresivo que nunca habían visto”.
Dos días antes de hospitalizar al niño, la madre acudió a consulta general. Pero la recepcionista le dijo que no era necesario pasar con el doctor, pues el caso no era tan grave, según la publicación en el Dailymail.
Con el aparecimiento de las ronchas, la madre decidió llevar al niño a emergencias. “Una de las enfermeras de pediatría con 40 años de experiencia dijo que nunca había visto nada igual. Casi todos los niños que he tenido en mi atención con varicela no han sido tan graves como este”.
La pareja observó por primera vez unas pocas manchas en Jasper en julio pasado después de haber luchado contra la fiebre escarlata días atrás.
Posteriormente, notaron varias erupciones en el cuerpo del niño y la madre llamó a su consulta de medicina general local para reservar una cita.
Sin embargo, la recepcionista le dijo que toda madre piensa que su hijo tiene varicela y que visitar al médico no sería necesario.
Cuando la temperatura de Jasper siguió aumentando, lo llevó a la misma consulta de medicina general y se le prescribió antibióticos y medicamentos orales para una infección.
Varias horas más tarde, su condición no había mejorado, así que optó por llevar al niño al hospital Hinchingbrooke en Huntingdon.
“El gritaba cada vez que lo tocaba”, dice Allen. Lo único que pensaba era en eliminar su dolor, se me rompió el corazón”.
Los médicos aún no saben por qué la varicela de Jasper fue tan grave e incluso lo monitorean con escáneres cardíacos para asegurarse de que no hay efectos duraderos.