Reflexiones agostinas

He aquí una recapitulación no exhaustiva de algunos temas que el país necesita afrontar y que requieren soluciones factibles y sostenibles.

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Ivania Miranda, el entrenador Rigoberto Medina y Luis López ya están en Río. 

/ Foto Por Tomada del Facebook del Comité Olímpico.

Por Carolina ??valos*

2016-08-01 7:04:00

Las fiestas agostinas pueden ser una pausa para la reflexión. La responsabilidad de la familia y el trabajo, en un ambiente de inseguridad y violencia social como existe en nuestro país, nos termina agobiando tanto que terminamos los días enconchados en nuestros hogares. En esta ventana de “tranquilidad” podemos reflexionar sobre los principales desafíos que aquejan a nuestro país y que, a fin de cuentas, nos afectan a todos. He aquí una recapitulación no exhaustiva de algunos temas que el país necesita afrontar y que requieren soluciones factibles y sostenibles, a saber:

El diálogo pendiente. Los distintos sectores de la sociedad hablan de la importancia del “diálogo”, es parte del lenguaje de los partidos políticos, principalmente del partido de gobierno. Sin embargo, éstos no han logrado establecer mecanismos permanentes de diálogo que contribuyan a establecer una agenda mínima de país en lo social y económico. Aquel que pase de la mera declaración de intenciones a sentarse en una mesa con auténtico espíritu de dialogo y voluntad de compromiso habrá hecho un verdadero servicio al país, porque establecer esta agenda económica y social es el paso previo ineludible para lograr el siguiente punto, necesario para el desarrollo sostenible.

Acuerdo de sostenibilidad fiscal. Este pacto es necesario para suscribir un nuevo acuerdo precautorio (Stand-By del FMI), el último de 2009 fue desactivado tres años después por incumplimientos de las metas fiscales (ej. déficit fiscal y nivel de endeudamiento). La disciplina fiscal y la estabilidad macroeconómica son algunas de las piezas fundamentales que pueden contribuir al crecimiento sostenido. El obstáculo a un futuro acuerdo de sostenibilidad fiscal radica en que los partidos lo ven, o como un “chantaje” al que habrá que ceder para conseguir más fondos, o como un “mazo” con el cual golpear al gobierno. Superar este enfrentamiento sería prueba de un nuevo tiempo de nuestra vida política, con los intereses del país a la vanguardia.

El círculo perverso de la corrupción y la impunidad. Es imprescindible poner freno a estos flagelos, principales obstáculos del progreso de nuestro país. La corrupción genera un alto costo social al desviar escasos recursos destinados al desarrollo social, y al socavar la capacidad del Estado para brindar servicios e inversión pública de calidad. Todos, salvadoreños y extranjeros a la par, parecen tener opiniones sobre la conveniencia, o no, de una CICIES. Dejemos hablar a los hechos. Como ya sabemos, la realidad, tal como la crean nuestras instituciones, es muy terca y ella nos indicará el camino a tomar en beneficio de El Salvador.

La crisis institucional que arranca en el 2012, la más seria después del fin del conflicto, es un recordatorio de la importancia de mantener el sistema de pesos y contrapesos como en toda democracia. Las últimas sentencias de la Sala de lo Constitucional, y la reacción vergonzosa de muchos políticos ante éstas (tanto izquierda como derecha), es una muestra del largo camino que aún tenemos que recorrer en nuestro desarrollo democrático que, después de 25 años, da señales de debilidad institucional.  
 
En el ámbito internacional, nuestra política exterior se basa en el “pragmatismo” y en la consecución de oportunidades de crecimiento para El Salvador. Sin embargo, este “pragmatismo” parece alinearse con un enfoque ideológico que no representa la opción mayoritaria de los salvadoreños. Nuestra posición en la OEA en el tema de Venezuela, el desaire diplomático ante Brasil, el silencio ante la reciente crisis parlamentaria nicaragüense no dejan de ser preocupantes y demandan un debate nacional.

Quedan muchos temas urgentes que ameritan reflexión: la erradicación de la pobreza, la escasez del agua, los derechos de las minorías, el sistema de pensiones, la reforma del servicio civil, la informalidad laboral y, desde luego, la inseguridad y su evolución… Las fiestas agostinas no son tan largas para tantos temas cruciales. Pero si se lograra avanzar en consensos y acciones positivas sobre algunos de los temas planteados, sería un tiempo bien aprovechado.
 

*Columnista de El Diario de Hoy
@cavalosb