Cambio climático comprometerá la seguridad alimentaria en Centroamérica

Organismos como la CEPAL, FAO y ALADI señalaron que las variaciones en el clima afectará el rendimiento de cultivos y tendrá un fuerte impacto en las economías locales.

descripción de la imagen

Las sequías de los últimos cuatro años han causado fuertes impacto en la producción agrícola y por consecuente en la seguridad alimentaria de la población.

/ Foto Por Jaime Anaya

Por Patricia García / negocios@eldiariodehoy.com

2016-08-04 10:00:00

El cambio climático amenaza con comprometer la seguridad alimentaria de la población centroamericana, debido a su alta dependencia de la agricultura, según lo advierte  un estudio presentado recientemente por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI).

De acuerdo con los organismos internacionales, la agricultura es la actividad económica más afectada por todas las variaciones climáticas, ya que su producción necesita condiciones adecuadas para lograr obtener frutos y permitirle a los trabajadores llevar el sustento a sus familias.

El problema radica en la dependencia que se ha creado en la región, no solo entre quienes han encontrado  en el sector una forma de susbsistir, sino entre los países que se han aferrado a esta forma de producción de alimentos.

Las proyecciones indican que el impacto del cambio climático en la agricultura continuará disminuyendo la producción de varios cultivos básicos para la seguridad alimentaria.

Por lo que, las variaciones climáticas no solo ponen en peligro a esta parte de la población que trabaja en labores agrícolas, sino que también ponen en riesgo la producción de alimentos para el consumo de la población en general.

“El reto actual para la región es considerable: cómo continuar su proceso positivo de erradicación del hambre a medida que los efectos del cambio climático se vuelven cada vez más profundos y notorios en sus sistemas productivos”, indicó Raúl Benítez, Representante Regional de la FAO.

Poca resistencia

Pero el problema no radica solo en la dependencia que mantienen estos países por la agricultura, sino que además, se debe tomar en cuenta la poca capacidad adaptativa que se tiene en el tema de cambio climático, de acuerdo con el estudio.

Es decir, las variaciones en el clima serán considerables  también por la falta de políticas encaminadas a resistir dichos impactos. 

Los organismos internacionales advierten que el cambio climático continuará generando condiciones climáticas sorpresivas, aumentando niveles de sequía en algunos lugares y llevando lluvias excesivas en otros.

Es decir, por un lado generará una disminución de la disponibilidad de agua para la producción de alimentos y otros usos en las zonas semiáridas; y en otras, como los Andes tropicales, fruto del retroceso de glaciares, generará la reducción de la precipitación.

Pero estas alteraciones no tienen que verse como un problema a futuro; esto ya está afectando principalmente a los países del corredor seco centroamericano.

En la región, se estima que actualmente  unos 3.5 millones de personas necesitan ayuda humanitaria y 1.6 millones viven en inseguridad alimentaria moderada o grave, producto del cambio climático.

Durante las estaciones lluviosas de 2014 y 2015, la vertiente del Pacífico de Centroamérica experimentó un déficit de lluvias que originó condiciones de sequía entre moderada y severa en la región.

Este fenómeno afectó la agricultura, sobre todo las actividades de subsistencia en Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua, donde la producción de alimentos (maíz y frijol, principalmente) se ha mantenido en alto riesgo, de acuerdo con el estudio “Panorama Ambiental”, presentado por el Programa Estado de la Nación de Costa Rica.

Tal como lo han señalado diversos sectores, las variaciones climáticas de los últimos años han dejado al descubierto que la región se encuentra muy poco  preparada para enfrentar fenómenos climáticos, sin experimentar impactos significativos en la producción.

Sugieren cambios

Ante este panorama, los organismos internacionales consideran necesario que los países de la región, hagan una transición urgente hacia prácticas agrícolas sostenibles, tanto en términos ambientales, como económicos y sociales.

Según las tres agencias, la erradicación del hambre en América Latina y el Caribe requiere un cambio de paradigma hacia un modelo agrícola plenamente sostenible que proteja sus recursos naturales, genere desarrollo socioeconómico equitativo y permita adaptarse al cambio climático y mitigar sus efectos.

“Con un cambio estructural en sus patrones de producción y consumo, y un gran impulso ambiental, América Latina y el Caribe puede alcanzar el segundo Objetivo de Desarrollo Sostenible, que plantea poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible”, dijo Antonio Prado, Secretario Ejecutivo Adjunto de CEPAL, al presentar el informe en República Dominicana.

De acuerdo con el estudio,  los cambios en la distribución de las lluvias a lo largo del año pueden poner en peligro la producción de la milpa, que constituye la base de la alimentación en las zonas rurales de Mesoamérica.

Todos estos aspectos deben ser considerados por los países en sus estrategias de seguridad alimentaria para que la región cumpla su meta de erradicar el hambre, apuntan.

El Salvador uno de los más afectados

De acuerdo con el estudio de la CEPAL, la FAO y ALADI,  El Salvador es uno de los países cuyos sectores agrícolas sufrirá los mayores impactos con el cambio climático.

Agregan que este país ya enfrenta desafíos importantes en términos de su seguridad alimentaria, junto a países como Bolivia, Ecuador, Honduras, Nicaragua y Paraguay.

Los datos de producción de granos básicos de los últimos años dejan entrever que la situación se ha complicado no solo para los agricultores, sino para la población que ha enfrentado el aumento de precios de los granos básicos.

Los agricultores han externado su preocupación ante la falta de políticas de adaptación al cambio climático que les permita salir adelante.